miércoles, 5 de octubre de 2016

DAR Y RECIBIR (Y FIN)

Hay  gente que quiere más   y piensa  que el mundo es un lugar competitivo, una auténtica jungla donde los unos devoran a los otros. Creen que para alcanzar el éxito tienen que ser mejores que el resto. Para demostrar su valía, se promocionan a sí mismos y procuran que sus esfuerzos reciban los elogios que se merecen.

Es alucinante la cantidad de personas que nos rodean que, sin ningún escrúpulo, dicen " porque yo lo valgo". No son crueles ni despiadados; son simplemente pobre gente   que necesitan decirse lo que piensan que nadie les dirá.

 “Si no pienso en mí y me pongo por encima de todo lo demás  nadie lo hará por mí”.

Valiente gilipollez.

Pero se trata de ser feliz, no de hacer el gilipollas. Aquí viene la gran noticia:  quien se ocupa de darlo todo es, lógicamente, quien menos dinero tiene y raramente alcanza puestos de responsabilidad. Les da igual. Entre sus valores no está  subir un  8.000 por la cara norte con piolet y sin cordada.

Mañana , "los felpudos". Un generoso  más falso  que yo qué me sé...

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ESPACIO RADICAL LIBRE: VIVIR EN LA INCERTIDUMBRE

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