jueves, 6 de octubre de 2016

EL CONTENEDOR

Miro  por las noche  la Vía Láctea. Es  nuestra galaxia. 

Mientras Europa es un cocedero de abuelos  allá arriba  arden 150.000 millones de estrellas aún más potentes que el Sol. La galaxia vecina se llama Andrómeda, de la cual nos separa una distancia de dos millones de años luz. Tiene también 200.000 millones de estrellas  en llamas. 

Hasta ahora los astrónomos han captado 100.000 millones de galaxias agrupadas en colonias, pero eso sólo es una pequeña urbanización, puesto que la mayor parte del universo, sumida en un agujero negro, está fuera del alcance de los telescopios. El universo continúa su marcha .

Mientras observo la Galaxia  pienso en la mujer que  me dijo que me olvidara de ella. No quiere volver a  saber nada de mi. Una pena. Ni siquiera como amigo. Los celos, supongo. O yo, que soy un desastre.

Siendo así las cosas ,  hoy he cenado una ensalada de escarola con ajo bien cortadito y  un buen chorretón de aceite de oliva.  Después he ido a pasear a la luz de la luna, que es un pedrusco iluminado por el sol. 

Paseando  he mirado el firmamento bajo la noche estrellada. Había una belleza inmarcesible allí arriba: caballos  de álgebra, carros de fuego, arqueros. Dicen que unas gotas de leche caídas del pecho  de la diosa Juno amamantando  a Hércules trazaron  el camino de las constelaciones. 

De repente , me encontré en una acera perdida. Estaba  al pie de una farola, junto a un contenedor de basura . En frente había un escaparate  que me reflejaba  a  mi, y los desperdicios , y la noche. No sabía qué pensar. 

En ese momento de  soledad la Vía Láctea me cautivaba y el contenedor  me atraía. 

Seguramente  había un número infinito  de  astros ardiendo en lo alto, pero en ninguno de ellos palpitaba un sólo deseo. Sin embargo ,   ese contenedor de desperdicios  estaba lleno de pasiones. En una compresa podías ver la vida. Esa muñeca estaba llena d besos y achuchones. Aquellos pañuelos estaban empapados de lágrimas de amor, o desamor. Un CD había servido para recordar. 

Aquel cubo de basura  era el centro de otro universo. Millones de estrellas giraban alrededor de una bolsa de desperdicios donde estaban  esos pañuelos  . Y yo, a cientos de kilómetros, me fui a  tomar  un Jack Daniels brindando  por esa mujer.

¡Qué mujer!: se dio cuenta de que yo no valía la pena en tres meses. A mi me está costando una vida descubrirlo.
Resultat d'imatges de BUSCANDO EN EL EL CONTENEDOR

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ESPACIO RADICAL LIBRE: LA RISA Y EL LLANTO

2 comentarios:

  1. Seguro que no se trata de no valer la pena :-)

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  2. Te recomiendo leer El Arenario, de Arquímedes.
    Se trata de un rey que es ayudado a calcular a través de los razonamientos del sabio clásico.
    Se hace preguntas como cuántos granos de arena contiene una playa.
    Una vez resuelta la anterior cuestión se plantea cuántos caben el la Tierra.
    Se nos viene arriba el sabio y pasa a calcular cuántos caben en el Universo.
    Enseguida se da cuenta que no existen palabras para denominar a esos números enormes, así que decide inventárselos.
    Toda una metáfora de la vida.
    Preguntas sin aparente respuesta, retos abordados con mayor o menor suerte, reyes con la boca abierta y sabios que usan elementos de la vida cotidiana para explicar lo aparentemente imposible de explicar.
    Por encima de las Galaxias de estrellas o de residuos urbanos, un hombre usa su cerebro para traspasar los límites, usando su imaginación.
    Tal vez la vida sea simplemente eso, una serie de preguntas jodidamente complicadas, respondidas de la forma más simple posible.
    ...
    Mientras que en los colegios explican el Principio de Arquímedes, razonando la causa de que los barcos floten, en El Arenario te explican con metáforas algo mucho más útil.
    No hay límites para tu cerebro. Así que no se los pongas tú.
    Chavalín.

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