Ayer fui a pasear al Montseny y me perdí en sus bosques. Sentí una especie de desdoblamiento del alma . Estos bosques del otoño son un escenario salvaje que me conmueve profundamente. Estaba solo y hubo momento en que deshacía los sentidos en una delicuescente gravedad. Todos esos ocres, amarillos , o esas pinceladas color cebolla con que se visten las secuoyas espoleaban mi lirismo.
El bosque infinito, de sonidos apelmazados e inquietantes, me deja embelesado. Tiene algo de salvaje y cruel, que origina en otoño el mórbido universo de las setas, de las hojas caídas, de la tenue calidez mágica de los cuentos de hadas.
La naturaleza tiende a crear formas de una variedad prodigiosa. La vida de estas espesuras , tan densa , crea la forma dura y perfecta de las cortezas del abedul, de la secuoya , de la caligrafía del riachuelo con la firma nacarada que rubrica ese rincón perdido con su melodía.
El bosque tiene una alfombra mullida de hojas muertas . Paseo por un cementerio , un cafarnaúm oscuro y frenético.
Observo un hongo extraño en lo alto de una haya. Es un cáncer, un tumor que le ha salido al pobre árbol . Se lo está comiendo. La cabeza de la seta –horrible por otro lado- – es un parásito que devora la vida interior de esa belleza que fue.
Siento una inmensa pena por esa haya.
Subo al coche y suena " The first time ever Y saw your face".
La primera vez que vi tu cara
Pensé que el sol se elevó en tus ojos
Y la luna y las estrellas fueron los regalos que le diste
A la oscuridad y el cielo vacío
Y la primera vez que besé su boca
Sentí la tierra moverse en mis manos
Al igual que el temblor del corazón de un pájaro cautivo
Que estaba allí conmigo, mi amor.
Y la primera vez que dormí contigo
Sentí los latidos de su corazón tan cerca del mio
Y yo sabía que nuestra alegría llenaría la tierra
Hasta el final de los tiempos
La primera vez que vi tu cara, tu cara,
tu cara, tu cara.
Es muy difícil no llorar escuchando esta canción.
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