Escucho una conversación telefónica en el tren camino a la oficina.
- Cada día es un milagro- dice una señora mientras mira el paisaje de la Collserola por la ventana
Es verdad. El señor que está a mi lado lee la Vanguardia: un niño se ha inmolado en una boda en Turquía y se ha llevado por delante más de 50 personas. De momento no estoy entre ellos. Un milagro. También es un milagro el contenido del bocata que se está zampando un joven en la plataforma. El pan, el jamón, el tomate , son la clave que abre la caja del tesoro.
Salgo en Sarriá y encuentro en la calle un carromato lleno de trastos y me llevo una gran alegría al comprobar que no estoy entre ellos .Otro milagro. Hace sol. Dos adolescentes se besan . Escucho el trino de unos pájaros . Más milagros. Leo lo que dice la primera de La Vanguardia . Declara un líder político.También es un milagro que yo no haya votado a esos idiotas.
Regreso por la tarde y veo una madre que lleva su niña en brazos. El rostro de la niña es un milagro. Una chica se descalza mientras habla con una amiga , y esos pies en medio de un vagón con hombres encorbatados son un milagro. Un hombre se ríe y dice "eres de lo que no hay". Ser así es un milagro.
Dos personas están leyendo en el tren. Y eso también es un milagro .
En la calle dos ancianos van cogidos de la mano. Charlan en un velador tres dependientas del Mercadona . Sus risas son milagros. Que suerte tienen los que vivan con ellas. Llego a casa. Me descalzo. Escribo esta entrada.
Cada día es un milagro.
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