jueves, 13 de octubre de 2016

UN MUNDO MEJOR.

Soy un paseante asiduo de la ciudad. Y cada fin de semana  escapo a gastar suela de zapatos  por Barcelona.

A pesar de  lo que se dice y piensa  creo que la humanidad está viviendo su  mejor momento. Viajamos  como nunca y  la gente  va y vuelve buscando  una salida. También el dolor de este planeta hoy es inmenso. Sin embargo, gracias a Internet  nos conmovemos  ante cualquier desgracia. Todos sabemos  de todos. Ante cualquier tragedia   se crea una corriente  de simpatía y nos ayudamos enviando mantas, medicinas, apadrinamos  niños  huérfanos, organizamos  equipos de salvamento,  acogemos   refugiados de  guerra.

Conocemos cuales son los países  donde se tortura, o que padecen hambruna . Protestamos  y salimos a  la calle  demandando a  gritos la defensa  de  los  derechos humanos.   

Toda la biografía  de la  Historia aún está chorreando sangre. Los libros sagrados de cualquier religión hablan de profetas feroces, de castigos sin piedad , de guerreros que pasan a cuchillo a niños y mujeres, de dioses que se comen unos a otros. 

Todos esos miserables se ofrecían como ejemplo a los mortales. 

Gente muy piadosa  que  tenían una extraordinaria sensibilidad  se paseaban  sin inmutarse por la plaza de la Concordia  llena de reos decapitados en la guillotina , departiendo sobre la educación de los hijos.  O el Papa Sixto V  que admitía  coros de castratis  en el Vaticano donde  en su apogeo  más de 4.000 niños fueron castrados anualmente al servicio del arte, mientras construía esa maravilla de Capilla Sixtina.

Hemos sufrido mucho para  llegar hasta aquí. Cualquier rufián  de nuestro tiempo, si no es un psicópata, posee sentimientos más refinados frente al dolor y la injusticia que Dante , Papas, Horacios, Cervantes , Quevedos o Lopes  juntos. Gente   acostumbrada  a ver pasar por delante de su casa  condenados  con grilletes y ayes  terribles camino de la horca sin dejar de cortarse las uñas . 

Hoy un  miserable llora por una desdicha leída en la prensa, mientras  por esa misma noticia Velázquez  se hubiera reído a carcajadas. 

Sí, estamos en un mundo mucho mejor, a pesar de los pesares.
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