Soy un paseante asiduo de la ciudad. Y cada fin de semana escapo a gastar suela de zapatos por Barcelona.
A pesar de lo que se dice y piensa creo que la humanidad está viviendo su mejor momento. Viajamos como nunca y la gente va y vuelve buscando una salida. También el dolor de este planeta hoy es inmenso. Sin embargo, gracias a Internet nos conmovemos ante cualquier desgracia. Todos sabemos de todos. Ante cualquier tragedia se crea una corriente de simpatía y nos ayudamos enviando mantas, medicinas, apadrinamos niños huérfanos, organizamos equipos de salvamento, acogemos refugiados de guerra.
Conocemos cuales son los países donde se tortura, o que padecen hambruna . Protestamos y salimos a la calle demandando a gritos la defensa de los derechos humanos.
Toda la biografía de la Historia aún está chorreando sangre. Los libros sagrados de cualquier religión hablan de profetas feroces, de castigos sin piedad , de guerreros que pasan a cuchillo a niños y mujeres, de dioses que se comen unos a otros.
Todos esos miserables se ofrecían como ejemplo a los mortales.
Gente muy piadosa que tenían una extraordinaria sensibilidad se paseaban sin inmutarse por la plaza de la Concordia llena de reos decapitados en la guillotina , departiendo sobre la educación de los hijos. O el Papa Sixto V que admitía coros de castratis en el Vaticano donde en su apogeo más de 4.000 niños fueron castrados anualmente al servicio del arte, mientras construía esa maravilla de Capilla Sixtina.
Hemos sufrido mucho para llegar hasta aquí. Cualquier rufián de nuestro tiempo, si no es un psicópata, posee sentimientos más refinados frente al dolor y la injusticia que Dante , Papas, Horacios, Cervantes , Quevedos o Lopes juntos. Gente acostumbrada a ver pasar por delante de su casa condenados con grilletes y ayes terribles camino de la horca sin dejar de cortarse las uñas .
Hoy un miserable llora por una desdicha leída en la prensa, mientras por esa misma noticia Velázquez se hubiera reído a carcajadas.
Sí, estamos en un mundo mucho mejor, a pesar de los pesares.
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