sábado, 22 de octubre de 2016

LEER

Cuando  leo me parece que estoy  fagocitando a alguien. Hay un retrato de Rembrandt de una mujer leyendo     que  me  parece  particularmente conmovedor: El libro parece tener luz  propia  y el rostro de la lectora se  enciende, como si  esas páginas  le bufaran la cara y  se  iluminara   como  una brasa. Algo de eso nos sucede al leer un buen  libro. 

Hay gente  que es analfabeta y, sin embargo, sabe leer la vida que le rodea: las nubes, el viento, el sol , la escarcha, la  luna, el canto de la chicharra, o  el brillo de las estrellas. También leen la mirada.  No todo en la vida es saber leer y escribir. Sabios hay que  no necesitaron  haber ido a  la escuela.

Uno, que en la escuela del amor anda bastante torpón y dixlésico , sabe que  lo más terrible que puede suceder  entre dos personas que se aman, es que una de las dos piense que ya lo ha leído todo  del otro y se aleje.  Mientras  nos aman  nos escriben , y cuando amamos escribimos. También nos leen, y leemos.

De una forma que se nos escapa, algo oculto , el corazón del otro es un libro que se escribe poco a poco, y  su trama   nos encandila. De Jesús en la Cruz sabemos una cosa:  el corazón sólo está acabado y hecho cuando expira. Hasta el último momento se puede cambiar el contenido del libro. No acabamos de leer mientras que el otro está vivo. Esa  es  la grandeza de Dimas.

Enamorarte  es leerte y reconocerte en otra biografía  . Encontrar  un libro fascinante  que no puedes  dejar de tener entre las manos. Atento . hipnotizado, entusiasmado. 

Hoy sé que Dios es el único lector perfecto. Él sabe mejor  que nadie   las razones de estos libros que son pequeñas  poesías,  cortas, pero de una belleza deslumbrante . O  tramas  inmensas, dramáticas, incomprensibles , laberínticas. O  novelas cortas, miniaturas muy bien caligrafiadas. 

Cada uno tiene su  libro, su guión, la trama   de  un tapiz cuya urdimbre no terminamos de entender. 

¿Qué sentido tienen toda esas  lecturas?

A veces  pienso como se escapa la vida enamorada. Lo poquísimo que llegué a alcanzar y conocer el corazón de la gente  que amé. Me acerqué hasta  la puerta de su casa .  Llamé  desde fuera y  se iluminaron varias ventanas, el salón, algunas habitaciones. Me abrieron la puerta y pasé dentro...¡me quedó tanto por  ver y visitar!

Joder, ¡qué pena!: cuando la verdad ilumina todo, es el amor.




-------------------------------
ESPACIO RADICAL LIBRE: LA CALIGRAFÍA D LA VIDA (FOTICOS)

No hay comentarios:

Publicar un comentario