domingo, 16 de octubre de 2016

MAMÁ

Hay  madres  , y  padres , que  nunca  lo dirían, pero es así: quieren a  sus hijos  a  condición de  que  sean como la plantilla que de ellos se diseñó .Como todo aquello que nos resulta difícil de aceptar y digerir, tienden a negarlo. Pero existen.

He  conocido unas cuantas  víctimas  peleando por llenar un agujero negro de infelicidad que arrastran desde la infancia y que en la mayoría de las ocasiones, ni siquiera es consciente, porque duele nombrarlo.

La madre   tóxica es una mujer que ha llegado a la maternidad por caminos de convencionalismos, porque así estaba diseñado su guion de vida, porque eso es lo que de ella  se esperaba. 

No es fácil encontrar la felicidad en nosotros mismos, y no es posible encontrarla en ningún otro lugar. Esa es la razón de que ese tipo de maternidad    sea  tan infeliz para alguno de sus hijos, que luchan por no defraudar a mamá. Y mami sólo está contenta si te pareces  a ella, a su Fe, a su Dios, a sus  costumbres.

Se trata en la mayoría de los casos de mujeres  infantilizadas, que nunca asumieron el papel de madre y que siguen filtrando el mundo a través de su necesidad y su deseo. Amargadas, cuya vida no se parece en nada a lo que esperaban, profundamente infelices, que usan de chivo expiatorio a sus hij@s proyectando en ellas el foco de su insatisfacción. Hay diferentes formas de madres tóxicas, pero todas incluyen la culpa, la manipulación, la crítica cruel, la humillación, la falta de empatía, el egocentrismo puro. 

Son madres que hacen saber a sus hijas que no están a la altura de lo que se espera de ellas,  recelan su necesidad de independencia, rivalizan con ellas en un patológico escenario vital donde la víctima ni siquiera sabe que lo es.

La madre despliega su toxicidad de diferentes formas : madres que envidian a sus hij@   y tratan de anularl@s, madres que sobreprotegen y absorben excesivamente para tratar de presumir en sus pequeños entornos  de corral , madres centradas únicamente en “la fachada” que exigen a sus hij@s que encajen en un molde que ellas mismas han diseñado para exhibirse, madres que utilizan la enfermedad y el victimismo como principal estrategia de manipulación, madres dependientes que invierten los roles y hacen que sus hijas sean quienes se ocupen de su bienestar físico y emocional...¡madres!

La mayoría de las niñ@s  que han sido criadas por este tipo de mujeres no son capaces de entender que toda su inseguridad, falta de autoestima, necesidad de aprobación, autoexigencia brutal, dificultad para la intimidad emocional y vacío profundo, procede de la falta de amor primario. 

Asumir que tu propia madre no te quiere a no ser que  conformes tu vida a su modo de pensar  es uno de los procesos psicológicos y emocionales más difíciles de superar y con consecuencias devastadoras en todos los órdenes de la vida. 

Aquellos   hijos educados    por estas madres tóxicas son de una falta de seguridad  muy  grande que sufren las parejas que conviven  con ellos.  El rechazo y la falta de amor materno producen un estado crónico de avidez afectiva y un miedo patológico al abandono.

Durante su infancia tratará por todos los medios de ganarse la atención y la aprobación de su madre lo que derivará en una adulta que tratará por todos los medios de ganarse la atención y la aprobación del mundo. Con frecuencia, pasará este perverso legado a sus hijos, cronificando así el círculo de la infelicidad y la dependencia.

En el Barullo  sufrimos  de algún lector así:  gente que expone al mundo una fachada impecable de éxito vital, de familia unida y  feliz,  que son muertos vivientes poniendo toda su energía en llenar el abismo afectivo que llevan dentro. Mamá es lo que  tiene. Pero  , aunque sólo es un ejemplar aquí, estamos rodeados de personas que tratan en vano de llenar ese vacío (que llamamos existencial, aunque realmente es afectivo) por los caminos más diversos, pero naufragando en lo personal con profundos sentimientos de vacío y soledad que produce la incapacidad para amar y ser amados.

Sin embargo, hay salida. Es imprescindible decirles a esas personas - al nuestro también- , que  el niño dañado que llevan dentro y parece dirigir su vida, puede ser sanado. No  creo en el determinismo y  tenemos el don de la libertad y la capacidad  para tomar el control de nuestra propia vida. Para ello es necesario  poner nombre a aquello que nos dañó por difícil y brutal que esto sea. 

Y es imprescindible hacer un duelo: despedirnos definitivamente de la madre que no tuvimos, que ya no vamos a tener y no seguir buscando con manotazos de ahogado maneras infructuosas de compensar ese oscuro hueco. 

Asumir sin culpa alguna que la madre no se elige y que venimos al mundo programados para amar a quien nos toque. Tomar la decisión interna de poner distancia emocional y física de la mujer que no supo entendernos y sobre todo, hacer del intento de no traspasar la herida a nuestras hij@s. No  se  lo merecen.

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ESPACIO RADICAL LIBRE: HOY

5 comentarios:

  1. Un libro muy bueno sobre esto, que puedes descargar en internet, es El Drama del Niño Superdotado (Alice Miller). El niño superdotado es el que se parece a lo que quieren sus padres.
    Mi hermana leyó el libro y me dijo: si lo hubiese leído antes, probablemente no hubiera tenido hijos... Los padres son el chivo expiatorio, pero creo que a partir de un momento debemos hacernos responsables de nuestra vida. Se debe cortar el cordón umbilical, aunque sea a los cincuenta.

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  2. ¡¡¡Bravo Suso!!!
    Aunque avergonzada, confieso que estoy emocionada. Mi madre estaba siempre enferma - a veces de verdad y otras porque le convenía - y me pasé la vida haciendo yo de madre de mi madre.
    Realmente es aterrador las consecuencias que la distorsión del vínculo tiene en la afectividad de quienes lo hemos sufrido, por muy adultos que seamos ahora.
    Me he sentido muy reflejada con un rigor tintado de la humanidad que te caracteriza, reconfortante.
    Eres un crack, chico...
    P.D. Vivo por Sarriá y, a veces, pongo la antena...aunque hasta ahora no he tenido la suerte de verte porque si me lo permites me encantaría saludarte.

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  3. No pongas la antena...un café no hace daño.

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  4. Hola,
    creo que hace años que corté el cordón pero la cura no llega, ni vía 75€ la sesión, en B, para el psicólogo.
    Qué duro ...

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  5. Gracias de corazón, cuanto alivia ver por escrito lo que se siente.

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