Hace unos días comentó Quilombo la capacidad que tiene el turismo de hacer propio hasta lo más trágico. Ponía de ejemplo los atentados en Barcelona. Meses después siguen haciendo selfies visitantes de todos los rincones del mundo en el lugar de los trágicos acontecimientos que tantas lágrimas y dolor habían provocado.
Somos lo peor.
Habría que saber cuánto de su atracción debe Chicago a aquellos mafiosos y pistoleros de los tiempos de la ley seca. El turista que llega por primera vez a esa ciudad suele mostrar un interés morboso por contemplar la butaca del salón Green Mills en la que se sentaba Al Capone a oír jazz. Otros se fotografían era el cine en cuya puerta cayó baleado el gánster Dillinger.
Lo mismo sucede en otros lugares. donde se suicidaron famosos, o tapaderas que fraguaron guerras, habitaciones de hoteles del pecado y el horror.
Chicago es consciente de que parte de su fascinación pertenece a aquella banda de criminales. Y cada ciudad quiere, busca, y necesita, su mafia, sus héroes, sus masacre, su genocida.
Cuando el crimen se convierte en relato estamos en otra cosa. El propio espectáculo purifica las pasiones de la sociedad. Salvadas las distancias, sucede lo mismo ahora en nuestro país donde los protagonistas del drama de la Independencia , junto con los atentados, y todo la oscura trama que se ha urdido en muy poco tiempo , ocupan a diario de forma obsesiva las pantallas de televisión, las portadas de los periódicos y todas las tertulias.
Habría que saber quién debe más a quién. Dada la chulería y el arte aparente para hacerse las víctimas con que se manejan unos y otros no me extrañaría que un día exigieran su parte en el negocio que están realizando a su costa los medios de comunicación.
Tampoco sería raro que Artur Mas , o el Horinapla Pujol exigieran también su cuota por publicidad a las televisiones y medios. Si Chicago es una ciudad turística, en parte gracias a Al Capone, los medios de comunicación españoles deberían reconocer que multiplican por dos su audiencia gracias a esta tropa de pelones , estrábicos, y perroflautas con flequillo batasuno que, un día tras otro, adornan con su figura la cabecera de todos los medios.
No envidio a nadie en este Retablo de las Maravillas. El rey está en pelotas, y Puchi, y Rajoy, o esa calva con voz aflautada y melindres tralaralas que se apellida Vázquez,. Todo es una inmensa y fantástica mentira.
Que es fotin: su presencia agónica en las tablas del Gran Teatro del Mundo es ya su condena.
El final siempre es el mismo, eso lo sabemos por la Historia : un día los tragediantes abandonarán la escena, caerá el telón y no va a pasar nada.
Escucho mientras escribo el Etude Op. 10, no. 3 in E major de Chopin, conocido como Tristesse. Eso es lo que nos queda.
Hoy hay un caos de circulación porque la Diagonal está cerrada. Ayer se pusieron con velitas y lo han dejado todo perdido de cera.
ResponderEliminarYo pensaba que con nuestras ínfulas de Smart City y Mobile World Congress (del que sabemos que no se irá de Barcelona, como también lo sabíamos de los bancos) deberían haber ido todos con su Smart Phone y hacer las lucecitas con los LEDs, que por otra parte es lo que se hace hoy en los conciertos molones. Pero claro, la falta de espontaneidad.
Entiendo que con mechero no, porque te quemas los dedos, pero lo del Smart Phone debería proponerse: muy siglo XXI.
Este estudio de Chopin, "Tristeza", es la banda sonora de la película "Mi querida señorita", para mí la mejor película del cine español, con un grandísimo José Luis López Vázquez.
ResponderEliminarUna película que tiene mucho que ver con "El barullo", y que os recomiendo vivamente. Versa sobre la quema de naves, la búsqueda de la verdad personal, volver a empezar de cero a los cincuenta y... lo que en todo esto pintan los curas y las mujeres: las camareras, las disolutas y las beatorras.
Gran película!
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