Todas las mañanas, después de desayunar , acostumbro a caminar media hora hasta la estación de los ferrocarriles catalanes de sant Cugat .
En el trayecto voy oliendo sucesivos aromas que surgen de panaderías, pastelerías, o del césped recién cortado , de pino , o del suelo mojado , si ha llovido esa noche , del perfume de alguna señora que pasa cerca o , incluso, me ladra algún perro : aquí un chiguagua , allí un pastor alemán, a la izquierda un dálmata del tamaño de su dueña.
San Cugat es ua ciudad de perros que pasean a sus dueños ricos.
Por encima del coro canino que mi paso va arrancando, se escucha la chiquillería que va al colegio.
Se trata de una ciudad de ricos, ya lo he dicho.
En alguna esquina vegetal saludo a un guarda jurado vestido de conejo que está en la puerta de un "Tierra Extraña". También hay mucho municipal.
La ciudad hierve de forma sucia a veces.También observas mujeres que todas las mañanas van vestidas con modelos deportivos horteras según la moda.
Con el tiempo he perdido todo el interés por las señoras, o por el aire puro, y ahora sólo disfruto oyendo cómo me ladran los perros. Ya no sabría prescindir de ellos. Un disfrute contemplar tantos colmillos dispuestos a devorarte y ladrándote "¡ guau, guau!", como si te dijeran " hijoputa, hijoputa!". Los ladridos de clase.
Antes, uno se levantaba de la cama con la falsa euforia del ingenuo que cree tener derecho a ser feliz. Besaba el suelo al despertar ofreciendo el día al buen Dios , hacía las abluciones de rigor, desayunaba mi cafelito , me vestía , y comenzaba a caminar con garbo aspirando diversos perfumes, absorbiendo todo la luz de aquella ciudad pija e impía.
Al principio me molestaba que a un tipo como yo le ladraran los perros. Incluso en ocasiones me giraba y me enfrentaba al chucho " ¡¡¡calla, mierda de perro!!!", ante la perplejidad de su propietari@.
Luego lo encontré natural. Incluso necesario. Finalmente descubrí que era agradable.
Hoy, mientras camino, esos aullidos me obligan a olvidar el cuerpo y los perros se apoderan de mi alma hasta inundarla de un fino sabor, ocupándola enteramente. Porque ya no son los canes quienes me aúllan, son sus amos.
Por la mañana, antes de poner en marcha el pensamiento, necesito que me achuchen este coro de animales , como un acto de virtud que hace de ese paseo un ejercicio de humildad .
Para iniciar la jornada nada mejor que le ladren a uno los perros de los ricos de sant Cugat . A partir de ahí, todo lo que pueda suceder durante el día siempre será maravilloso.
Escucho Catalunya Música, y me fue imposible tomar un respiro. En cada hora en punto, el Procés colma todos los minutos tras el deleite de escuchar a Bach o Elgar. Hasta un locutor, comentando la banda sonora de «Casablanca», hace un paralelismo entre el enfrentamiento que se vivió el pasado domingo y la escena de la película en la que unos nazis cantan una canción en el bar de Rick y, entonces, la gente que permanece allí tomando algo contesta entonando «La Marsellesa».
Escucho Catalunya Música, y me fue imposible tomar un respiro. En cada hora en punto, el Procés colma todos los minutos tras el deleite de escuchar a Bach o Elgar. Hasta un locutor, comentando la banda sonora de «Casablanca», hace un paralelismo entre el enfrentamiento que se vivió el pasado domingo y la escena de la película en la que unos nazis cantan una canción en el bar de Rick y, entonces, la gente que permanece allí tomando algo contesta entonando «La Marsellesa».
Lo de aquí es acojonantemente pesado.
La importación de perros es uno de los negocios más lucrativos. Suelen ser ilegales y los márgenes muy elevados (lo compro por 30 Euros en los países del este y lo vendo por 400 Euros en España -no yo, eh?; aunque durante el viaje suelen morir un % muy elevado). Viajan con días de vida cuando legalmente creo que deberían tener 15 semanas. El motivo es que nadie quiere comprar un perro con 15 semanas o más: la demanda es para perros bebés (les doy el biberón y tal, es mi hijo...).
ResponderEliminarMe recuerda al tráfico ilegal de drogas, que existe porque existe demanda.
No he leído "Ensayo sobre la ceguera" de Saramago pero a lo mejor me animo estos días. Creo que estas lecturas se aprovechan más en el contexto correcto (a la manifestación del domingo me llevé Masa y poder, de Canetti, y recité fragmentos escogidos ante el estupor de las masas: "Nada teme más el hombre que ser tocado por lo desconocido...")
Buenos días ... ¿todo bien? Echamos de menos una entradita ...
ResponderEliminar