domingo, 1 de octubre de 2017

EL TETRAMUÑON

El empecinamiento de Puigdemont  y  compañía se inspira en el caballero negro.

Impagable criatura de Monty Python en ‘Los caballeros de la mesa cuadrada’. 

“No pasarán”, le dice al Rey Arturo, que de un tajo le amputa un brazo a la altura del hombro. 

- Bah, un arañazo, dice con desdén. 

Después le cercena el otro brazo . El tío, nada, ni se inmuta.

Luego  las piernas por encima de las rodillas. 

Arturo le conmina a reconocer la supremacía del Estado, cuando desde su tetramuñón el tullido le replica: 

- Bien, ahora me toca a mí.

Lo de este   hombre es  a co jo  nan  te.

Hay una forma de engaño que siempre me  llamó la atención. Son aquellos que  usan peluca o bisoñé: ese  tipo de  tío que  lleva  postizo  que  parece eso, postizo. Es más,  a  veces  parece  que  se  ha  encolomado   una arpillera. 

Conocí  uno  que  no se cortaba  un pelo (  nunca mejor dicho  eso de "pelo" ).  Parecía  que  llevaba un gato  muerto en la  cabeza. Y, encima,  fumaba Pipermint. 

No  se  entiende: desear ocultar su calvicie, aunque se es consciente de que todos saben que usa casquete. 

Es una ficción : todos saben que nos encontramos ante una idealización de la realidad. Algo parecido a  lo que  harán  estos  días  los nacionalistas independentistas  dando la  matraca con  su particular moñiga  postiza.

Lo importante es que el relato quede mono y muy romanticamente documentado. Y cursi.

Eso es el nacionalismo...se apellide catalán, nacional sindicalista , o español:  una  moñiga  postiza.



6 comentarios:

  1. Por qué tantos políticos hacen cosas raras con sus pelos y bigotes? Puigdemont, Trump, Kim Jong Un... será cosa del narcisismo?

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  2. BARBITAS Y GAFOTAS

    Sin duda habréis observado que los calvos tienden a encasquetarse gafotas de pasta gruesa y color oscuro, preferentemente negras, en plan Le Corbusier, y en cualquier caso llamativas si es que no chillonas. Con ello buscan romper, creando contraste, la homogeneidad y uniformidad craneal de su mondicie y dejar de ofrecer el aspecto abombillado de mondos lirondos. El paradigma es Mortadelo, y en el contexto que hoy nos ocupa podríamos mencionar a Romeva y a Quico Sallés.

    De igual modo habréis observado que los hombres mofletudos tienden a dejarse barba. No sólo porque la barba, al poblar el moflete, adelgaza la cara. Sino, sobre todo, porque el moflete da aspecto infantil, y la barba, además de adelgazar, hace parecer mayor. Un mofletudo imberbe semeja un lactante o como mucho un niño de tres años que despierta en nosotros la pulsión a pellizcarle la jeta, y a quien de ninguna manera cabe tomar en serio. Dejándose la barba, el mofletudo ya parece más mayor, y su barba es su bandera y su declaración de que, ojo, va en serio.

    Ya habréis adivinado que estoy describiendo a Rufián. Si mentalmente nos imaginamos un Rufián imberbe, y encima con sus ojillos constreñidos, nos evocará un niño de dos años a punto de romper a llorar en pleno berrinche porque sus padres no le compran el juguete que él quiere. Su barba es su postizo simbólico para disimular su puerilidad. También es la señal explícita que nos avisa de que el tío va en serio, porque si no nos lo dice expresamente, lo único que Rufián despierta en nosotros es ternura: la ternura que sentimos hacia un crío en pleno berrinche. (Cuando, pretendiendo emular a Charlton Heston en “El planeta de los simios”, espetó a Mariano Rajoy su célebre frase “Quite sus sucias manos de Cataluña” –sólo le falto agregar “mono asqueroso”–, os juro que yo pensaba que iba a romper a llorar.)

    Un personaje de la novela “Los demonios”, de Dostoievski, dice: “Como no puedo ser ruso, me he hecho paneslavista”. Como sabéis, el paneslavismo era la doctrina que, en el siglo XIX –que fue la época de los nacionalismos–, pretendía que los eslavos asumieran una función dirigente en el destino de la humanidad. El paneslavismo no pretendía el gobierno del mundo, sino más bien asumir la función de líder y caudillo de los demás pueblos. El personaje de Dostoievski sublimaba su complejo por no ser auténtico ruso en una parusía de la idiosincrasia rusa idealizada y desaforada hasta el delirio. La falacia que subyace a esa mentalidad es creer que ser ruso consiste en sentirse ruso, de modo que el que no se siente como tal no lo es de verdad, y el que se siente como tal se convierte en ello aunque no lo sea. Lo que nosotros llamamos “la fe del converso”, que es la más entusiasta y fanatizada.

    “Como no puedo ser catalán –porque, como Anna Gabriel, en realidad soy un andaluz de Jaén nacido en Cataluña–, me he hecho independentista”, parece estar diciéndonos Rufián cada vez que nos mira con sus ojillos constreñidos desde su mofletuda y pueril cara de falso barbudo.

    Los periódicos digitales traían ayer fotos de padres con niños encerrados en colegios públicos para blindar los puntos de votación, y se les veía cocinando gigantescas… ¡paellas!, que es lo más español que existe… junto con el personaje de Mortadelo. Eso me recordó la célebre frase de Inés Arrimadas a Puidgemont y Junqueras, una frase que supera en gracia y tino a la de Rufián: “¡Son ustedes más españoles que Curro Jiménez!”. ¿Es eso el independentismo catalán, una peluca de pelo rebelde, unas gafotas de plástico, una barbita superpuesta para tapar el aliento a paella?

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  3. Es más fácil destruir que construir. Ya le pasó a Hitler, que murió en su búnker totalmente ajeno a lo que sucedía fuera. Esos también se han construido su "espacio protegido totalmente ajeno a la realidad".
    Es más fácil destruir que construir, sobre todo cuando no se sabe dónde se quiere llegar. O sí se sabe pero no importa el precio porque pagan los demás. Por cierto, los mismos que -ignorantes y manipulados- se manifiestan.
    Lo que menos me gusta es el victimismo: ahora están todos ofendidos. No lo estaban cuando se saltaron sus propias leyes en el Parlament.

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  4. Visca la butifarrada d'avui !1 de octubre de 2017, 20:49

    Però Sust, tu no t'havies fet també independentista?

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  5. Sí. ..pero independiente de todas las tonterías.

    La pena es que con lo listico que eres no veas que la política es tontería

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  6. Hasta las pelotas de puigdemonts y cias. Con ganas de hacer maletas. El ambiente es cada vez más asfixiante. Que se coman su independencia y nos dejen en paz. Si no, la buscaremos en otro lado.

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