¡Se repite tantas veces!
Antes se representaba a Dios con un Ojo enorme , y un triángulo : Dios lo ve todo.
Hoy el lugar que antes ocupaba Dios lo ocupa Internet, con una antena en la Nube , por donde navegan los secretos inconfesables y miserias de la humanidad, sus perversiones, confidencias, sueños adolescentes, deseos vergonzantes , la política independentista, la unionista , con las pulsiones oscuras del dinero, que al final quedan atrapados para siempre en un centro de datos
Estos días han cazado en esa tela de araña al Major Trapero hablando horas y horas con un narco ruso. Ya no es un ojo, es una red que absorbe las conquistas de la inteligencia humana y nuestras acciones más nobles.
Aquel ojo divino que veía todas nuestras caídas, nuestros pensamientos más ocultos desde el interior de un triángulo es un payaso si se compara con la alucinante cantidad de información que la Nube almacena sobre nuestra vida a través de un enredo infinito de chips de silicio y conexiones de fibra óptica. ¿Con quién has hablado?, lo sabe. ¿Qué páginas has visitado?, la conoce. ¿Te has tocado el cacahué mientras mirabas un sextube?, te pillaron.
No ha habido nunca en la historia un Tirano que haya tenido semejante poder de manipulación.
Recibes publicidad de asuntos que has mirado hace unas horas , y tienes la impresión de que el Ojo está mirando porcima de tu hombro.
Internet ha robado el pensamiento individual, la rebeldía y el libre albedrío a los humanos como Prometeo le robó el fuego a los dioses. A Prometeo los dioses le castigaron a quedar encadenado y subir la piedra hasta la cima, caer , y volver a empezar. Pero aquí los castigados somos nosotros.
Permaneces encadenado en un poderoso Centro de Datos al que puede acceder cualquier político, espía, policía, chantajista, estafador o pervertido sexual, que te puede sacar el hígado y dejarlo expuesto al sol a disposición de las aves carroñeras. ¡ Si tus hijas supieran!...¡si tu papá se entera, niña!
En el I pod que uno lleva en el bolsillo también hay un ángel malo y el ángel bueno, como el que nos enseñaron en la catequesis. . El bueno te aconsejaba que evitaras los peligros, el malo te tentaba para llevarte al infierno.
Ahora esos ángeles están en el móvil, que lo sabe todo de ti, que es amigo y enemigo, tu delator, el que va a testificar en tu contra si un día caes en manos de la justicia. Pero eres tan gilipollas que no puedes pasar sin recargarle la batería cada noche. Estás enganchado
Ya se ha dado la triste y cómica escena de sonar el móvil en el pantalón de un cadáver en un tanatorio , y descubrirse la amante secreta que tenía el fiambre.
Puede que llegue el día en que habrá que arrojar el móvil al carajo y recuperar el don de la intimidad en un planeta que navega por el universo con un follón tan espantoso.
La libertad del esclavo en el "Gran Hermano" orweliano.
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