miércoles, 26 de enero de 2022

DON EZEQUIEL.

Hay personas que dejan huella. En mi vida , han pasado muchos años, una de esas personas fue Ezequiel   Cabaleiro.  Era un sacerdote , una muy buena cabeza, un corazón oceánico, y con un amor muy grande por la libertad. 


En una conversación que tuvimos me preguntó :


- ¿Pero a ti, de verdad qué te gusta hacer?...


- No sé - le dije- ya me va bien. 


Entonces yo era profesor en primaria en Viaró, y nunca me había planteado qué quería o no hacer en mi vida. Obedecía, y punto.


- Pero -insistió- de verdad, ¿no piensas que eso de "ya me va bien", a tu edad, se queda un poco corto?


- Bueno,  es que no sé exactamente a qué se refiere. Estoy donde me han dicho que esté.


- Eso ya me lo has dicho. ¿Pero tú qué quieres ser?...¿no tocas la guitarra?, ¿no compones canciones?...¿lees?, ¿escribes?...pareces un hombre de sensibilidad en esas cosas...¿ no te gusta cantar?...cuentas chistes...


- Ya pero qué quiere que haga con eso.


- Pues, formarte más en eso , desarrollar esas capacidades, hacer cursos de armonía, de composición...o de escritura, formarte en algún máster que te lleve a profesionalizarte, aspirar a más.


- Pero es que no me van a dejar. Tendré que dejar la enseñanza, y no creo que me lo permitan


- ¿Quién?


- Usted lo sabe mejor que yo. 


- Pero te estoy hablando de vocación, y tienes que luchar para desarrollar esos talentos. Los tienes enterrados.


 Esa conversación me inquietó. Me sigue inquietando. No me atrevía a consultar nada. No hice ningún esfuerzo por salir de una zona de confort que "ya me iba bien".


Y hoy sé, siempre lo he sabido desde entonces, que no he hecho más que vivir de la inercia, de seguir la corriente, como un tronco, dando tumbos, viviendo de la trampa y del maquillaje. Que enterré todos esos talentos. Que no sé de música, ni de poesía, ni de nada que pudiera hacer de mi un alguien completo.


Porque don Ezequiel lo que vio en mi, supongo que en muchos otros, fue una vocación que había que despertar.


Y yo no tuve el valor y, sobre todo, la mucha pereza, ¡ ay, la puta pereza, que me impidió alcanzar vete a saber qué otras vidas!




2 comentarios:

  1. ¡Fuaaaaa Suso! No sabes lo que resuena la entrada de hoy en mi cabeza, ni te lo imaginas. No conocí a don Ezequiel, pero sólo por lo que cuentas, sólo por un párrafo de la entrada... ya me cae genial. El párrafo es:

    - Eso ya me lo has dicho. ¿Pero tú qué quieres ser?...¿no tocas la guitarra?, ¿no compones canciones?...¿lees?, ¿escribes?...pareces un hombre de sensibilidad en esas cosas...¿ no te gusta cantar?...cuentas chistes...

    Ojalá, durante unos años concretos de mi vida, hubiera tenido a alguien así a mi lado.

    Años en los que tenía unas ganas muy grandes de hacer las cosas bien, años en los que cada día intentaba poner toda la carne en el asador (en todos los ámbitos). Una enorme ilusión profesional y una enorme ilusión en el resto de facetas. Años en los que en cuanto al desarrollo profesional viví un desierto, un silencio sepulcral... desierto, silencio, que no vivía en el resto de facetas vitales.

    Es muy difícil de explicar. Y podríamos hablar largo y tendido sobre la cuestión.

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  2. Sí, todo es un poco triste cuando echas la vista atrás.

    Gracias por compartir.

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