jueves, 13 de enero de 2022

EL SEÑOR SEBÁSTIAN.

Conocí, ¿sufrí?, la compañía de un personaje que se tenía por muy muy. 


Era subdirector de un colegio done estábamos los dos. Era un tipo peculiar. Tenía un concepto clasista de la educación. Consideraba que a los chicos había que tratarlos con "charme", "come il faut" , y gilipolleces así. Disfrutaba de la ópera, de de los cásicos latinos, y tenía la costumbre - que en el rural , en fin, no encajaba muy bien  - de hacer una solemne inclinación   de  cabeza y ademán de besar la mano de la aldeana de...pongamos que de Alcampel ( conocidas como "alcamnpeludas".


Aquel hombre se licuaba cundo en las listas del colegio había apellidos compuestos con una "de" , o una "y" por allí intercalada.. Yo cre que sólo de ver esos apellidos tenía  unas erecciones increíbles.  En fin, a cada uno le ponen las cosas que le ponen.


De él aprendí que cuando se hace una propuesta muy sonora , muy adornada de perfección, pero irrealizable , no se está dando un modelo de vida, un estilo educativo  ejemplar , sino demostrando  tu pureza. 


Lo que aprendí es que el afán de ser exclusivo te convierte en excluyente.


Y así le fue.




5 comentarios:

  1. Y así le fue... por lo que se ve: muy bien. Se ha convertido en una eximia autoridad académica en su campo: la filología. Ha publicado valiosos trabajos en instituciones de rancio abolengo y de intachable prestigio. Por ejemplo, ha publicado un libro en la Real Academia Española, allí sólo publican los mejores, auténticos maestros. En este sentido: mi admiración y respeto. Se lo ha currado.

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  2. Un poco tarde, pero sí... es lo que tiene saber mucho de los signos de puntería en el siglo de oro🏆

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  3. Para mí la clave de la entrada está en los dos últimos párrafos.

    Y no tanto por el personaje , que no conozco, sino porque define muy bien a un tipo de personas que sí conocí.

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  4. Susto el vengativo.

    De vez en cuando, tiene que pasar cuentas.

    Vamos, que tiene que cagarse en alguien, para que se entienda.

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  5. En Barcelona atendí una catequesis en la parroquia de la Merced.

    En la plaza vi unas niñas de unos cinco o seis años que jugaban con un niño. Iban vestidas muy cursis, con las uñitas pintadas , bolsitos de colores, y muñequitos.

    Al niño le preguntaban:

    - Lola, Pilar, y Sara, nos hemos caído en un pozo... ¿ a quién le sslvarías, a quién dejarías en medio, y quién dejarías en el pozo?

    El niño señalaba con su dedo a la guapa.

    Pues, bien, Sebàstian siempre señalaba a la guapa... y los demás, al pozo

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