sábado, 15 de enero de 2022

UN AMOR A LOS QUINCE AÑOS.

A los quince años me enamoré perdidamente de una chica. Nunca supe su nombre.


Ella vivía enfrente de mi balcón, a la misma altura de la calle Francisco Vitoria. Yo en una acera, ella en otra. La veía estudiar todas las tardes en su mesa, cerca de la ventana. Me tenía loco.


Una tarde que estaba solo en casa me empeñé en que esa mujer supiese quien era yo, y mis sentimientos hacia ella. Así que, después de pensar mucho, me fui a la despensa de casa, cogí varias patatas, y me puse a lanzarlas a su ventana.


Alguien pensará · ¿ de verdad no se te ocurrió otra cosa mejor para que ella te conociera que tirarle patatas a su ventana?.


Pues sí. Lo siento mucho, soy así. La idea me pareció cojonuda.


De repente, una de las patatas cruza el viento imperio  por los aires de la calle Francisco Vitoria  y, ante mi pavor y horrorizado  desconcierto, rompe el cristal de la ventana de mi chica y, simultáneamente, se escucha un grito de ella, y poco después, desde la  calle, un " ¡HIJO DE PUTAAAAA!" , junto con los sonidos de cristalería en la acera.


Rápidamente me parapeto detrás de las macetas de mi balcón, y entre sus rendijas veo a toda la familia perpleja asomada a su balcón,  abrazada entre sí, como si hubiese sido bombardeada en Hiroshima. 


Llegaron mis padres. Llegaron mis hermanos. Cenamos...y alguien llama por teléfono. Atiende mi madre.


- Oye, dice tapando el teléfono, ¿ alguien sabe algo de unos cristales rotos en la casa de enfrente?


- Creo que alguien ha tirado patatas desde la calle a las ventanas - dije yo, el muy gilipollas.


- Sí - contesta mi madre a la llamada- creo que ha sido mi hijo.


Mis padres me obligaron a ir a esa casa y pedir perdón por el atentado.


Cuando llegué me llamó la atención, no lo olvidaré, la perspectiva de mi casa desde la de mis vecinos.  Fue como si me viese a mi mismo desde otra vista. 


La otra cosa que me llamó la atención fue "ella".


Toda la familia, eran cinco, estaba en el salón, con los padres presidiendo, la patata encima de la mesa, y los hijos. Y  "ella". En Aragón cuando una persona es muy fea se dice que es "fea de cojones". Bueno , pues la chica que me había vuelto loco, la mujer por la que había lanado patatas por amor, era fea, pero fea de cojones. En la distancia de una calle, y con las cortinas, y la melenita mientras estudiaba, pues, oiga, tenía su qué...pero cuando la vi....


Me mira el padre, un señor calvo, que se parecía mucho a Charlie  Rivel sin maquillar, y me dice:


- Pero...¿por qué has hecho esto?....no logramos entender qué te ha movido a lanzarnos  una ...una...¿patata?.


Claro, si le decía al tío que había sido por amor a su hija  me tira balcón abajo, muerto de risa...así que hice algo que siempre me ha ido muy bien en estos casos; poner cara de tonto  (tengo una muy buena que me ha sacado de muchos apuros profesionales, afectivos, personales...), y dije.


-  No o' shé. ( es muy importante pronunciar esa o sin la ele, y ese sé son la h ,porque queda como más claro que eres tonto.


- ¿No lo sabes?..., me dice con la patata en la mano.


- No o' shé, de verdad.


En fin, así aprendí que no hay que enamorarse de lejos, y que por nada del mundo tires enamorado patatas a una mujer. Nunca.


Los cristales los pagué de mi bolsillo, por cierto.


Y a partir de aquel día mi madre me dijo " si me ves por la calle, no me saludes, que no quiero que sepan que soy tu madre".






5 comentarios:

  1. Nunca me habían humillado de esta manera. ¿No te das cuenta que una de las peores cosas que puedes decir de una mujer es que sea fea? Peor aún si te ensañas diciendo que es "fea de cojones".

    La entrada es dolorosa, machacante.

    Pili (tu vecina. Ahora por lo menos ya sabes mi nombre).

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  2. Jejejejejejeje jejejeje
    Qué crack :-)
    Vaya pieza :-)

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  3. Pili no seas rencorosa. Jan pasado más de 40 años... además, a nuestra edad tod@s somos feos de cojones

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  4. Como me gustan tus historias!

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