Hay quien piensa que truco, que es cuestión de tener baraca, el as en la manga, el doble fondo en la cartera, o la baraja marcada. Y no , a veces, la mayoría de las veces en algunas cosas no hay truco.
No hay truco en el milagro del nacimiento de un hijo, en ese momento en el que ves su rostro y acaricias el dedito y lloras de alegría. Milagro. No hay truco que valga es ese sentimiento animal, ese saber que matarías por él, que le protegerás siempre.
No hay truco cuando te has comido a besos a esa mujer, o a tu pareja . Cuando sentiste que con ella podías con todo. No hay truco en esos momentos en que sabes que el mundo entero cabe en un abrazo. No hay truco cuando te has tirado de la moto y el no no es una opción . Cuando vemos el mundo tan maravilloso que parece otro, simplemente porque existe esa persona.
Un milagro, sin truco.
Milagro es cuando sólo con mirarla te reconoces, cuando se ponen los pelos de punta, incluso los de los brazos, antes de sentir el contacto. Milagro es el sexo enamorado, tan hermoso. Sin trucos.
Milagro son los labios que besan e inventan, que vibran, que emocionan, que se buscan, que se desean, que muerdes, que encajan, que se rozan, que quieren más. Esos que sonríen cuando besan, que susurran, que acarician, que provocan. Milagro, sin truco.
Milagro es sentir que estamos vivos, que vuelves a empezar, que pides perdón, que eres perdonado , que sigues adelante, que lloras de alegría, que nos falta la respiración, que el corazón se nos va a salir del pecho. Es milagro un amanecer nuevo. Milagro es besar a tu madre. Milagro es lo que se queda dentro de nosotros y lo hacemos eterno, milagro es no dejar de sorprendernos y sentir que, en el fondo, no hemos crecido tanto.
Y milagro es sonreír y saber que siempre seremos niños. Por eso creemos en ella, por eso la vemos.
Y es milagro, y es magia, no hay truco.
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