miércoles, 8 de junio de 2022

HISTORIA DE UN PARÁSITO.

Hay personas que tienen una disposición natural al parasitismo, que es algo  para lo que hay que valer.


He conocido varias, aunque siempre  me  quedé perplejo con  esos hombres que van a la caza de señora  de posibles, ella un poco desecho de tienta, de buena familia, aspecto  animado, la cara artificialmente  rejuvenecida, un tanto barnizada, y que rezuma  un mustio romanticismo.

Esta que conocí gustaba soltar perlas sobre ella, como quien rocía  pétalos de rosa al paso de la trasnochada dama.

Me llamó la atención que en la primera entrevista, con el marido delante, declaró dándose tono:

- Yo fui novia muchos años de...y citaba un prohombre de las letras catalanas.

Su marido era un parásito de  tomo y lomo. De los que vive de la señora gracias a haberle  hecho un hijo que, encima, era  la fotocopia del caballero. Era una relación que  nada  tenía que ver con el toma y daca habitual en muchas parejas, o el do  ut des. Aquí sólo había do, y dame.

Avalaba al  señor dos apellidos de  ringo rango que a  la señora  le debieron parecer  suficientemente  ponibles en el blasón  familiar.  

L' home  ya   tenía su edad , y no estaba  para monsergas. Se  limitaba  a  acompañar a la señora, de una manera discreta, y  no interferir  demasiado en la educación de su hijo , al que , digámoslo  ya, no  le  hacía el más mínimo caso.

En las tutorías don Dalló  no abría el pico. Se presentaba muy bien vestido, perfectamente arreglado, a  juego con el vestido de la señora, con aquel aire  inconfundible  de  las  personas que  no han dado palo al agua. Esta sociedad  de  gente bien está llena de pillos, pillastres y pillastrones, que conocen  muy  bien el terreno que  pisan, porque parten de la idea de que las apariencias engañan.

La verdad es que si no fuese  por el final  que contaré  más  tarde, este hombre era de admirar: son personas que no necesitan prometer  nada para ir tirando. Tienen suficiente  con respirar para  que   quede  justificada su privilegiada  situación. Son  personas que viven de los  oscuros  misterios de las  relaciones  humanas.

Este hombre  no hacía prácticamente nada, aunque se  daba un aire de  que  viene de hacer cosas importantes.

¿Tenía algún  vicio?: yo creo que no. Esta  gente se  porta  muy  bien. Dan  muy poca  guerra.  Son de un sedentarismo  recalcitrante, intenso, sin curiosidad  por  nada.

Por  otro lado, tenía  cara de bendito. Era pequeñín , muy atildado ,  peinado con una raya perfectamente trazada.  De manos  pequeñas y blandas, dedos regordetes, sonrosados, epicúreos, salpicados de hoyuelos, que  movía con aires de vaguedad  cardenalicia. La sonrisa era de badulaque, cansina  e  inexpresiva.

Hace unos años me  llevé  una sorpresa morrocotuda al conocer la noticia de que este hombre estaba en la cárcel  por intento de envenenamiento  de su mujer.

La verdad  es que  me cuadra  con el personaje. 

Este tipo de parásitos  no casan con un  hacha haciendo astillas la puerta del  wáter mientras asoma la cabeza por la puerta  con cara de zumbado.

Pero eso de ponerse la bata de terciopelo , verter unas gotas de veneno en la taza de té, y darle un beso de buenas noches a su mujer...pues como que sí.





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