miércoles, 22 de junio de 2022

UNA FILOSOFÍA QUE NO ENCAJA.

Hay un arte que repara las fracturas de la cerámica con resinas y barnices tratados. Pero no sólo eso. Considera que la rotura forma parte de la historia de un objeto y define su identidad, lo hace único y que, no sólo no debe ocultarse, sino que debe mostrarse.


Sucede como con las obras de arte que el tiempo también moldea a través del clima, el viento , el roce de las personas...la imperfección de las cosas que le atraviesan.


En este arte de reparar la cerámica se recompone la pieza mediante el encaje y la unión de los fragmentos dejando visibles (destacando, realmente) las líneas de rotura. Un paciente y largo proceso de secado garantiza la cohesión y durabilidad (grandes metáforas). Se resaltan las grietas en lugar de disimularlas.


El valor del elemento está en su imperfección. Las fisuras se convierten en, según quienes lo practican, bellas cicatrices.



Y ahí viene la gran metáfora y el carácter simbólico de lo que algunos consideramos una filosofía de vida: la transformación de los fracasos, las heridas y las adversidades en virtudes, a través de la aceptación, en lugar de camuflar o disimular las conmociones.


La cicatrización de los procesos emocionales dolorosos a través del aprendizaje. No hay sanación si no hay aceptación y mucho menos si hay ocultación. Esa es la idea.


No encaja mucho esta filosofía hoy , donde parece que la tendencia es la ocultación y la tergiversación para no dañar a frágiles y vulnerables. Que eso, a su vez, es la actitud idónea para seguir generando frágiles y vulnerables. Pero es lo que hay.



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