lunes, 5 de diciembre de 2022

ALÉGRATE DE TU IMPOTENCIA.

Me chiflan los cuentos.  


En esas historias todo es posible, que los objetos vivan, que hablen los animales, que los niños tengan poderes que desafían la razón: el poder de volar o de volverse invisibles, el poder de conocer palabras que abren las montañas, el poder de burlar a gigantes y brujas y de ver el oro que brilla en la oscuridad de la noche. 


La enseñanza de  La Bella durmiente  es que en cada uno de nosotros hay una vida dormida que espera despertar alguna vez.


La de La Cenicienta, que lo que amamos es tan frágil como un zapatito de cristal.


La de Hansel y Gretel que hay que tener cuidado con los que nos prometen el paraíso, con frecuencia esas promesas son una trampa donde se oculta la muerte. 


Peter Pan nos dice que la infancia es una isla a la que no cabe volver.


Pinocho, que no es fácil ser un niño de verdad.


La Sirenita que no siempre tenemos alma y que, cuando esto ocurre, se suele sufrir.


Alicia en el País de las Maravillas, que la vida está llena de repuestas a preguntas que todavía no nos hemos hecho.


Estas historias no solo encierran enseñanzas, también nos devuelven al mundo de la ternura.


La misión de la poesía es volver habitable el mundo, y un cuento crea un lugar donde vivir.


El niño necesita cuentos que le ayuden a entenderse a sí mismo y a los demás, a descubrir lo que se esconde en esa región misteriosa que es su propio corazón.


Hace tiempo que estoy fuera de los circuitos de la educación. ¿ Cómo serán los cuentos que lean ahora?: perspectiva de genero, cambio climático, diversidad de sexos, la cosa animalista, feminismo, masturbación y folleteo, la tumba de Franco..." ¡alégrate de tu impotencia!".






5 comentarios:

  1. Dios tiene la culpa, ya sabes,…

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  2. Pues...no, no lo sé. No pillo que pinta Dios en esta entrada.

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  3. Pues eso, siempre tiene la culpa, ¡aunque no esté!

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  4. Sigo sin ver la relación con la entrada.

    Insiste.

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  5. Anda que no hay foros en el mundo para que tanto amargao y fanático esté fastidiando la calma, que pierdo las ganas de leer los comentarios.

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