Shakespeare propone en el célebre monólogo de Hamlet dos salidas . Ser o no ser: afrontar con gran ánimo los golpes de la fortuna ( o sea, ser), o dormir, tal vez soñar, y con este sueño dar fin a las miserias de la vida ( o sea, no ser).
O te enfrentas y combates las desdichas , das cara al opresor, mandas a freír espárragos al jefe que te tiene hasta los esos, le dices a tu pareja "ahí te quedas"...
O cierras los ojos y en la oscuridad levantas un muro, y que les den morcilla a todos.
Antes la gente sabía dónde estaba los malos , y qué había que hacer para alcanzar la gloria. Uno se montaba en una caravana con su familia y cruzaba las grandes praderas en busca de la libertad , y defendía sus tierras a punta de rifle ,, con su mujer e hijos , de cuatreros sin escrúpulos. O se alistaba en las legiones romanas y extendía las fronteras del Imperio.
Incluso en la la Guerra de las Galaxias hay donde elegir, y a quien dar tortazos.
Pero hoy se vive bajo una tiranía difusa de los medios de comunicación, el espectáculo de la maldad se nos presenta en el estercolero de la basura humana. Esta mierda que lees en los periódicos, oyes por la radio, aparece en la pantalla del televisor, la contagian como una peste esos tipos mediocres y condecorados de nuestra clase política , de la cultura, de la justicia...¡estamos rodeados!
Y cuando menos te lo esperas caes en la cuenta que has descuidado tus barricadas y descubres que eres incapaz de rebelarte, que te has impregnado de la porquería general , que te has vuelto un descreído, un escéptico de tomo y lomo , y a eso atribuyes el desprecio que también sientes de ti mismo.
Antes habría cretinos, e imbéciles , pero hoy los vemos, y eso desanima a cualquiera: se empapa como la humedad por todas los rincones de las casas y los poros del cuerpo.
Se habla mucho de la carne contaminada de los animales, del efecto nocivo de las antenas , de la radiación, el cambio climático...pero aún es peor epidemia la degradación moral de las personas, que está en todas y en ninguna parte. Ser o no ser.
¡No ser, ¡coño! : resuelve esta duda de Hamlet huyendo de la basura a través de los sueños. No hay que ser poeta para elegir esta forma de salvación . Ante cualquier afrenta quédate a solas, cierra los ojos , y en la oscuridad convertirás un instante puro de tu vida en una cima inexpugnable. Allí solo mandas tú.
Sueña con la gente que amaste, los ríos que bebiste, los montes que ascendiste, las mujeres que besaste, los aromas de tu niñez , las risas de viejos amigos , las páginas leídas en soledad, o aquellas baladas de Leonard Cohen, el recuerdo de tus oraciones adolescentes.
Así soportarás tanta idiotez sin necesidad de cabrearte ni de mandarles a tomal pol saco.
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