miércoles, 7 de diciembre de 2022

ISAAC .MATAR AL PADRE.

Hay dos episodios de la vida de Isaac que todos conocemos. Uno pertenece a su juventud y otro a su vejez. El primero le presenta a punto de ser degollado por su padre. El segundo nos lo muestra ciego, bendiciendo a su hijo Jacob, al que confunde con Esaú (que se comió el plato de lentejas más recordado de la historia).


A mí, de pequeño, el episodio del sacrificio me resultaba incomprensible. Un niño supone que el amor de sus padres es incondicional: de cualquier otra cosa podría dudar, salvo de que no hay nada por encima del amor que le profesan. Y, sin embargo, Abraham está dispuesto a acuchillar a su hijo. A mí esta idea me resultaba tan perturbadora como el cuento de Pulgarcito, con esos padres que abandonan a sus hijos en el bosque.


¿Cómo mata uno a su hijo? ¿Le tapa la cara con la manaza, como lo representa Rembrandt? ¿Lo intenta rebanar con frialdad de carnicero, al estilo de Caravaggio? ¿Le tira violento de los cabellos mientras mira al cielo, como talló la escena Berruguete? 


Y tras la salvación in extremis de Isaac, ¿qué pasó después? ¿Cómo afrontó ese muchacho la vida tras haber visto la mirada homicida de su padre?




1 comentario:

  1. “…vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
    se empoza, como charco de culpa, en la mirada.”

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