lunes, 12 de diciembre de 2022

EL DÍA DE MI AUTOPSIA.

Escucho , y me gusta mucho, la canción "As it was" de Harry Styles.


"Deteniéndome

La gravedad me está deteniendo

Quiero que sostengas la palma de tu mano

¿Por qué no lo dejamos así, no más?..."


Uno también quisiera volar. Y hubo un tiempo que mi ideal era ése. Ascender. 


La vida es de altos vuelos: abres la jaula, naces,  como un pájaro, como si fuéramos gorriones, halcones, mirlos, canarios, lo que sea, y saltamos, fuera de los nidos, nos esparcimos por los cielos, hacia lo alto. A eso le llamamos los años, la vida - que será libre o no - , volar, crecer, vivir, dando volteretas, coleando, atrapando lo que sea. 


Algun@s nos hemos columpiado, sin llegar a volar, pero sintiendo  la cabeza del aire, los labios del cielo. 


Y luego está la otra vida, la que se lo lleva todo, la que cierra la jaula, la que da un portazo, borra el cielo, apaga el día, lo hace con toda su mala leche,  porque es voraz, porque nunca da tregua. Ella, de golpe, con el que da un puñetazo sobre la mesa , esparce todo ese jilguero, acalla toda esa pajarería, basta ya de risas, de infancias, a tomar pol saco los días azules, y nos estruja como esponjas.


Y lo hace de mala manera, sin avisar,  arrancando el corazón, y llevándoselo , chorreando, como si nada. Y, encima, no lo hace una sola vez, sino miles de veces a lo largo de una vida .  No importan los cielos, esas manos, van recto al corazón y lo estrujan, aprietan, se lo llevan, un corazón bien vivo, que apenas unas horas antes era todo latir, saltaba, daba brincos, amaba. 


Y así, te despiertas, un día, de golpe, estás en tus cosas , y la noticia te pilla de repente, en medio de una comida, todavía te quedaba el postre, y entonces llega la mano, de un tirón seco, brusco, te revienta, te quedas aturdido, como un niño ante una pregunta que no entiende : fulanito ha muerto. Se acabó su vuelo.


Y es la gran paradoja: la muerte nos arranca el corazón, así es, pero, a la vez, nos lava, nos quita la mugre, lo sucio, lo inútil, de pronto vamos al grano, solo importa lo esencial, la savia, solo importa esa pura locura del vivir. Subirte a un columpio  y escuchar su chirrido. Todo se queda más limpio, en su sitio, cada segundo encaja, cada minuto, brilla como oro. 


Eso hace la muerte, sin cesar, nos despierta, nos recuerda que cada día es una vida, que no demos nada por sentado, que todo es en balde, pero que nada, nadie, es diminuto.


Cuando me muera , si me hacen la autopsia,  verán una inmenso álbum de fotos , donde estarán  todos esos rostros que me han atravesado, alcanzado, iluminado.


Aquí, en el columpio...


Deteniéndome


La gravedad me está deteniendo


Quiero que sostengas la palma de tu mano


¿Por qué no lo dejamos así, no más?





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