EL ASIENTO PELIGROSO DE LA TABLA.

Conocí un  cura  que estaba como una cabra. En su delirio , escribió, y dio cursos a manta, sobre "La ingeniería del amor". Ese título ya es de un sacerdote. Si por algo no se rige el amor es por las leyes de la ingeniería. 

Este hombre era conocido como Toni Love, con eso ya lo digo todo. Sólo a alguien que no conozca a las mujeres se le puede ocurrir dar un curso a parejas y matrimonios desde esa perspectiva. 

En Lérida conocí un ser humano, era ingeniero,  que anunció a su grupo de amigos que pensaba declararse a una chica que le tenía muy  colao. 

- Mañana me presento a fulanita - era farmaceutica-    y le digo " quiero que sepas que estoy enamorado de ti. Me encantaría salir contigo. Voy muy en serio.

- Joder, te va a decir que no- le comentó un amigo.

- ¿ Pero ella, te conoce, os han presentado? - le pregunté.

- No. La conozco de ir a la farmacia. No sabe nada de mi. Pero eso es lo de menos. Todo es empezar.

- Pues te va a mandar donde el viento da la vuelta.

- ¿Y por qué me va  decir que no?

- Porque esa no es la manera de decirle eso a una mujer.

- ¿Y cuál es la manera?

- No sé...primero hay un cortejo , unas miraditas, un acercarse, hacerse el encontradizo, insinuaciones...esas cosas.

- ¡Ah no, no , no! Mira, tengo treinta y dos años, y no es edad para jueguecitos, insinuaciones, miraditas. Todo clarito desde el principio.

- Pues me da que te vas a estrellar. Si algo rehúye una mujer es la claridad. Eso es lo que  detestan. Una mujer donde se encuentra a gusto es en la nebulosa romántica, lejos de la lógica de un ingeniero, al menos las que yo he conocido, en lo difuminado de lo impreciso, en la neblina de los ensueños. 

Las mujeres se rigen sólo por uno de los tres primeros principios. El principio de no contradicción y el principio de tercio excluido no rige para ellas.

Efectivamente, aquel hombre fue a sentarse en el Asiento Peligroso de la Tabla, ese que no admitía puros del alma,  cuando entró y esperó a que terminase de atender  en la farmacia al día siguiente.

Él no era el portador del anillo.