Hay que enfrentarse a la vida con espíritu de perdón.
Por tanto , perdono al hermano Babil y al hermano Urdániz, del colegio de jesuitas de Zaragoza por las usties a mano alzada , a voleo, y con toda su mala leche, siendo yo como era , un crío. Hubo más sádicos, como don Eloy, que gustaba hacer molinillos tirando de la patilla. También al padre Soler, por intentar meterme mano al invitarme a una película. Al padre Pérez, perfecto de disciplina muy cabroncete que glosaba anécdotas de chicos que morían mientras se la cascaban, en pecado mortal. Al puto infierno que iban. Perdono al padre Lucia , que me negó la absolución por ser un onanista recalcitrante y sin propósito de la enmienda.
Perdono a san Josemaría Escrivá de Balaguer el haberme deseado la "profecía del rejalgar". Era un poco rollo " jatematen": "No encontraréis la felicidad fuera de vuestro camino, hijos. Si alguien se descaminara, le quedaría un remordimiento tremendo: sería un desgraciado. Hasta esas cosas que dan a la gente una relativa felicidad, en una persona que abandona su vocación se hacen amargas como la hiel, agrias como el vinagre, repugnantes como el rejalgar".
Además, es mentira.
Perdono a Juan de Dou el organizar una especie de "Apostolín" , donde nos obligaba a hablar de Dios a saco , sin venir a cuento, cazando a lazo a gente de la calle. También le perdono su sectarismo nacionalista. Y, sobre todo, le perdono haber hecho traducir al catalán las canciones de tuna ( "Reina meva, picarol d' argent y d'or , a ti et dedico el meu cant") para darse el moco con el Horinapla Pujol. Perdono a muchas más personas que se cruzaron en mi vida para manipularme. También a Julio Herrero, por mentirme, engañarme, y preferir obedecer a la Voz de su Amo, antes que a su conciencia.
Perdono a Carla X , por llamar a mi madre y decirle que ella y yo habíamos estado liados, que ella estaba casada y con hijos, y que yo era un golfo.
Por cierto, mi madre le contestó " no me dices nada nuevo. Es un golfo, pero lo tuyo , guapa. Tela ".
Perdono a Aksel Helbek y a Dani Jiménez, de Serunión, por joder a un pobre hombre. No está bien , como en las películas del oeste, abandonar al herido con una cantimplora y un revolver cargado con una sola bala en medio del desierto. Y . También a Toni, a Oriol, por mentirosos y mala gente. A los Urelles, por su codicia egoísta, su piedad farisaica, su hipócrita manera de sentir y vivir la vida. Por sus ideales porcinos.
Pero también debo perdonarme a mi mismo, ¡ cuesta! Cuando vuelvo la vista atrás a las distintas etapas de mi vida se me escapa un dolor : ¡joder, qué desastre!, ¡ qué burro!, ¡ qué asco!, ¡ qué horror!, ¡ qué estupideces!, ¡ qué indecisiones!, ¡ qué locuras!
En la comida lo más dulce se guarda para el final, también puede suceder lo mismo en el postre de la vida. El deterioro físico siempre se produce por partes. Primero un órgano, otro, y otro. Hoy te alejas el periódico para leer mejor, mañana tienes una piorrea espantosa, pasado te duelen las articulaciones , cada órgano por separado. Pocas veces sucede un fracaso conjunto y total. Eso pasa si te das boleto a ti mismo, o te metes un meco a la salida de una curva contra un chopo.
Hay dos formas de envejecer: de dentro afuera y de fuera adentro. Esta última modalidad es la más evidente: la carne pelleja , la juntura de la ojera acuosa en la mirada, el color macilento de la piel, las articulaciones anquilosadas cuando sales del coche, las estriadas patas de gallo. En fin, todas esas miserias que nos pasan en el interior del cuerpo a partir de una edad: el bulto sospechoso que germina por aquí o por allá, la sombra en el pulmón, el veredicto infame del TAC.
Pero también puedes ser un viejo por dentro aunque tengas 30 años. El alzhéimer no consiste en perder la memoria, sino en no recordar que la has perdido.
Olvidar los sueños que en un momento de la vida te hicieron alguien acojonante, que volvió loca a esa persona, será la prueba más evidente de tu demencia senil.
En eso estoy, en recordar y no olvidar. En perdonar, y perdonarme.
Mamá, mamá,¡el Suso me ha insultado!
ResponderEliminarPerdonarse a sí mismo tantas miserias que arrastramos es el único modo de salir de ellas. Porque si no te perdonas, no tienes motivos para abandonarlas.
ResponderEliminarEsto lo aprendí de un drogadicto en la serie Euphoria.
A mi me cuesta mucho eso de perdonarme.
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