Para un bloguero del montón, un tío como yo que le gusta escribir y contar historias, tener un capitalito de lectores fieles es una gozada. No hace falta que sean miles, bastan unos cuant@s.
Cuando era de la opus dei recuerdo que me formaron en que se impartía una charla aunque sólo asistiese uno. Eso es algo que siempre hice. Nunca dejé de ir a un lugar para dar una charla, aunque sabía que sólo vendría uno. Y, además, un pringao. Pues la daba.
"Pringao" es ese comodín , normalmente le faltaba un hervor, que invitaba el caradura de turno para que no se dijera. He hecho cientos de kilómetros solo, y solamente, para ir , tocar pared, dar charla, y regresar. Y a mucha honra.
Ese mismo criterio he seguido en mi vida profesional, y en mis cosas. El tamaño no importa. El número tampoco.
Basta que de vez en cuando suene la campanilla de la puerta del Barullo que se abre en la página donde despacho la entrada del día.
Lo que resultaría incómodo, al menos para mi, es conocer a algun@ de los que me leen. Algun@ sé quién son porque me lo han dicho. Otr@s intuyo quién puede ser, pero de algun@s mejor seguimos en el economato. Conocerme puede ser muy decepcionante.
Al final el Barullo es un personaje casi de ficción. Se llevaría una sorpresa más de uno si le dijese " te dejo que voy con mi mujer al podólogo, que tengo las uñas que parezco un águila". Qué decepción.
La fidelidad que de verdad me emociona más es la de ese lector que me cubre de insultos cada vez más procaces. Ya es una presencia tan constante en mi vida que cuando lleva varios días ausente temo haya contraído la gripe, pitado de supernumerario y hecho propósito de mejora, o vaya usted a saber qué ( lo de supernumerario no es coña).
Lo que sería peor es que haya perdido interés por mi. Eso sí sería una putada para el Barullo. No lo publico porque es muy infantil en sus insultos ( cierra los puñitos y dice " ¡folla madres"!, "¡ folla con la muerta".
Si no me escribiese lo interpretaría como una síntoma de decadencia personal. Espero que el hater comprenda la responsabilidad que ha contraído, porque sin él - aquí comentan muy pocos lectores- sentiría que escribo como voz que clama en el desierto.
De este hombre, que me escribe a altísimas horas de la madrugada, y no por su situación geográfica ( vive en España) , es insomne , me confunde la fijación que tiene con el insulto " follamadres", y sus derivados de folleteo.
Este tío, que sé quién es , después de tantos años, se ha ido definiendo por las cosas que le disgustan. O sea, me tiene envidia porque soy un follador. Una pena. No es verdad. En ese aspecto de atleta sexual soy muy poca cosa, pero me ha mitificado, y le disgusta mucho que sea algo que él nunca será.
Lo conozco tan íntimamente que al escribir alguna entrada soy capaz de detectar cual es el renglón concreto que lo hará detonar. Por ejemplo, ayer, acerté cuando por la noche vi cinco comentarios de él haciendo referencia soez a las tetas de la monja. Y si no reacciona es que no sonó la campanilla, porque no entró a leerme.
Pero no pasa nada. Volverá.
Pues a mí no me gusta ese tipo de gente. Por tanto, creo q lo peor q le puedo desear a ese consumidor de teletienda como aliviadero es una muy larga vida.
ResponderEliminarNo me lo desanimes, que es muy sensible.
ResponderEliminarHacía días que NO te leía, y ayer aún me río con la monja y hoy...a ver si me lo has acojonado y ya no te contesta... Escríbele una canción(como Shakira al tonto)
ResponderEliminarEs infatigable.
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