Me ha jodido que a Roald lo censuren. Estamos en una sociedad de mierda. Y lo digo bien claro y alto, con Franco vivíamos mejor. Ya no hay gordos, ni feos , ni toda esa fauna maravillosa de personajes que acompañaban a Roald.
La empresa propietaria de sus derechos ha decidido reescribir la obra del autor británico y cambiar sus textos para las nuevas generaciones. Lo hace, dice, por “buenas razones”. Para luchar en contra de la discriminación y generar una literatura más inclusiva. Pues que les den. Menos mal que tengo casi todas sus obras completas.
La historia de la literatura, particularmente de la Infantil y Juvenil, está plagada de casos de censura y cancelación. En muchas ocasiones por parte de aquellos que buscan vivir del cuento políticamente correcto.
Lo que llama la atención en este caso – y no es el único en los últimos tiempos – es que bajo el paraguas de la lucha contra la discriminación de distintos colectivos, se atenta contra el derecho a la libre creación literaria y artística, procediendo a mutilar o cancelar distintas obras de arte.
Hoy es Roald Dahl pero a lo largo de nuestra historia reciente, y aún hoy, estas mismas empresas son las que regulan, muchas veces con carácter preventivo, los temas y los puntos de vista que pueden leer nuestros niños y nuestras niñas porque sí.
Twiter , Facebook, Instagram, te censuran por decir caca, culo, pedo, pis.
Roald Dahl era antisemita, probablemente gordófobo y en ocasiones destilaba un pesimismo crónico sobre la sociedad humana. También era irreverente, hablaba a la infancia sin ridiculizarla y de tú a tú, luchaba contra muchas injusticias, no entendía de jerarquías y te enseñaba a reírte a carcajadas justo antes de ser aplastado por una ola gigante. La venganza, el rencor, el desprecio, el odio...y al otro lado de todos esos oscuros sentimientos, los inocentes, los débiles, que suelen ser niños o animales seres inocentes no contaminados por los vicios, o la perversidad de la condición humana
Muchos de los que crecimos con sus lecturas somos lo que somos gracias y a pesar de Roald Dahl. Me he hinchado a leer, y hacer leer, a este hombre en todos los colegios que impartí clase en primaria.
Es Roald, pero son muchos los que me acompañan en mi formación.
Sí, me jode esos editores, y directores de cine, y autores, y artistas , y todo lo que es políticamente correcto , que se mutilan y censuran en su creación porque es una advertencia alarmante acerca de inminente derrota del individuo ante los piquetes del puritanismo policial.
¡Uy, es que igual se ofenden los enanos lesbianas! Hemos pasado del subnormal al minusválido, del minusválido al discapacitado, del discapacitado a gente con capacidades diferentes… al final van a ser superhéroes. Es la hipocresía del lenguaje y de lo políticamente correcto. No vamos a llamar a las cosas por su nombre, no sea que alguien se enfade. Si ahora se llama “gente con capacidades diferentes”, eso dentro de cuarenta años será un insulto. Al final les llamaremos Mary Poppins.
¡Vaya mierda de sociedad estamos montando!
Un extraño prestigio el que comenzamos a ver, como el de los libros prohibidos que en las librerías de las dictaduras escondían en los sótanos para hacerlos circular entre los conocidos.
Hay tenemos al pobre Roald maquillado y perfumado en su lepra , para no verle los muñones supurientos.
En fin...
Empezamos con lo políticamente correcto, seguimos con lo Woke o cultura de la cancelación, de ahí a la cultura de la supresión de la libertad de expresión, y pronto tendremos una sociedad uniformada donde para disentir habrá que cavar catacumbas.
ResponderEliminarJoder Susto, no metas a Franco en esto, por el amor de Dios, que te volverán a cerrar el blog.
ResponderEliminarEs que estoy muyyyy cabreado!!!
ResponderEliminarUn abrazo de aborigen a Australia!
ResponderEliminarMás que una nueva Inquisición- que también- creo que se trata de hacer caja reescribiendo todo. Nauseabundo lo mires como lo mires. De un heterobarbudo.
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