He conocido muchos amores falsos, de interés. Muchos. Componendas de clase. En fin, historias muy tristes que cuando las presencias , y sabes, parece que la mentira se acorteza en las vidas.
Hay un proverbio árabe que dice "cuando veas a dos personas que viven juntas en amigable compañía , ten la seguridad de que una es buena". En realidad, no tiene que ser sólo una de ellas, puede ser una alternancia.
Lo que es cierto- lo hemos visto- es que cuando es amor, amor de quilates, amor de verdad, entonces, todo es muy distinto.
Un hombre puede soportar que su mujer esté obsesionada con la limpieza, o por la seguridad. Puede soportar que le haga colocar los cubiertos, los platos, y todo lo demás en la mesa porque ella no tiene las manos suficientemente limpias. Puede soportar que le despierte varias veces por la noche para que vaya a cerrar la puerta , porque está segurísima de que quedó abierta .
Puede soportar que le dé un ataque de histeria y rompa a llorar porque a él se le manchó la camisa con el café.
Eso lo vi en Viaró. Y ese hombre lo soportaba todo porque la quería, ¡ y de qué manera!, y porque " no lo hace para molestarme . Está enferma, la pobre".
En realidad, estaba loca.
Después, años después, leí que Virginia Woolf estudió griego y latín por su cuenta en casa; se bebió toda la biblioteca familiar; se casó con Leonard Woolf, también escritor. Su luna de miel fue por España en busca, entre otras cosas, de su viejo amigo Gerald Brenan. En el equipaje traía también sus depresiones.
El marido aceptaba con toda normalidad que ella le dijera que Eduardo VII la espiaba entre las azaleas o que los pájaros cantaban en griego. Nunca se ha dado el caso de un hombre tan paciente y enamorado de una neurótica cuyo talento literario iba por delante de su locura.
Y me acordé de el padre de Viaró.
Leonard la llevaba al campo o al manicomio siguiendo las mareas de su cerebro; llegó a fundar una imprenta elitista, la Hogarth Press, para imprimir y encuadernar a mano sus propios libros. Y en las fotografías aparece a su lado resignado, sonriente y admirado.
Rodeada de enfermeras y doncellas, de maletas para viajes y regresos, de fiestas e invitados, Virginia Woolf comenzó a labrar una literatura desestructurada en la que el tiempo se convertía en un fluido de la conciencia. Virginia Woolf fue la primera en oír voces superpuestas, las mismas que vulneraban su mente hasta llevarla a la claridad del sol entre la niebla.
Al final se fue. Sucedió el 29 de marzo de 1941, en Susex. Llenó de piedras los bolsillos del abrigo y se adentró en el río Ouse hasta quedar sumergida. Unos niños encontraron su cadáver 15 días después.
La mujer de aquel hombre enamorado de Viaró , como supe más tarde, también se fue.
Y los curas numerarios siempre han tenido fama de casamenteros, con los super . Puedes confirmar?
ResponderEliminarNo puedo confirmar algo que es evidente, aunque no todos.
EliminarRecomiendo vivamente "La ingeniería del amor", bestseller donde los haiga para biencasarse sin abrasarse. "Oli en un llum" que diría su experimentado autor...
ResponderEliminarMe parece que está prohibido por la Santa Sede bajo pena de excomunión in córpore in sepulcro.
EliminarConozco algún matrimonio, uno cercano, que se gestó por obra y gracia de la agencia matrimonial "Di Roma" (nada que ver con nuestra Isa).
ResponderEliminarSiempre me ha maravillado la capacidad de la institución para inundarlo todo y meterse hasta en la cama de la gente. El matrimonio es algo demasiado serio como para dejarlo en manos del amor. Así les va. Así les fue.
A los dos meses de dejar la opus conseguí trabajo en BCN. Allí me invitó uno a una reunión en un hotel - creo que era cerca de la librería Garbí - a una reunión de ex de ellas y ellos, y supernumerarios y supernumerarias. Lo encauzaba un cura.
EliminarLas supernumerari@ eran desechos de tienta - todos lo éramos. Estaban muy salidas y parecían loros congoleños.
Iban de salidas culturales y esas cosas. Salí zumbado. Vino a por mi una, muy piadosa, que me invitó a no sé qué santuario y ganar indulgencia plenaria .
Cuando dices que saliste zumbado entiendo que es zumbando...;)
Eliminar¡Correcto!
Eliminar¿ Cómo se le pudo ocurrir con la cara de golfo que tengo invitarme a ganar una indulgencia plenaria?
Aunque creo que si echas un kiki en los Tozales ganas indulgencia plenaria.
El sacerdote que organizaba los encuentros era Mossén Segarra; el hotel era el Balmoral.
Eliminar¡ El Balmora!...es verdad. Ya el nombre de Balmoral suena a local chungo de película de mafiosos.
EliminarMuy buenas estas deducciones que hace Almuden@.
ResponderEliminar"... me invitó uno a una reunión en un hotel..." Quién te invitó? No fotis que fue el señor Urelles...
ResponderEliminarEn aquella época había dos Urelles. El feo y raro, y el más feo y más raro. El más feo y más raro , aquellos días, ya le echó el ojo a una cacatúa ovípara del Orinoco , que ella misma era como toda la fauna del Balmoral.
EliminarDe Virginia Woolf me impresionó su romance con Vita Shackville-West (buenos libros de Vita, también escritora: "Una pasión apagada" y "Los eduardianos"). Vita tenía cinco hijos, Huyeron juntas a París, el romance terminó como tantos; duró unos meses.
ResponderEliminarEl flujo de conciencia es una técnica litraria que no dice nada, pero que te engancha; "quizá la vida no sea apta para el tratamiento que le damos cuando queremos contarla", decía Virgin Airways. En Mrs. Dalloway nos convertimos en voyeurs de la intimidad de Clarissa Dalloway.
Hay un capítulo de la psicoanalista Alice Miller en un pequeño libro titulado "El cuerpo nunca miente", que aconsejo y está en pdf en la web:
https://clea.edu.mx/biblioteca/files/original/15cd386d56e442b2e5252dd18ea1a863.pdf
Creo que es un libro que vale la pena leer.
Quise citar el afaire con Vita Shackville-Wes, pero se me iba de larga la entrada, fuera parte que aquello tenía pinta de un capricho de progres lesbianas que estaban como un cencerro.
EliminarDaremos cuenta del libro de Alice Miller. Gracias.
Regalo piruleta de menta a quien sepa de un libro que no haya leído nuestro húngaro...
EliminarManuel Vicent.
ResponderEliminar¡Póker de ases!
EliminarUno me recordó a otro.
Don Manuel es el sacerdote que atiende nuestro centro - el de Isa y el mío- (soy Almu ;) y ya nos ha dicho que para cuando nos salgamos, nos tiene preparados a un par de supernumerarios anulados (matrimonialmente se entiende) que van a hacer que nuestra transición al mundo de la carne sea coser y cantar. Y hablando de cantar Suso. Para cuando una cancioncita para mi. Bribón!. Qué solo tienes guitarra para Isa.
ResponderEliminarO mandas foto, o nada. Necesito inspirarme, ¿ y si eres una cacatúa ovípara ?
EliminarMe llaman Miss prelatura. Soy tipo Isa pero con un relativismo moral en cuanto al 6º y al 9º que me hace especialmente interesante en determinados ambientes. Fui tendencia en el tránsito al pantalón y no descarto la posibilidad de introducir el colchón en nuestras apostólicas vidas. Tuya afectísima. Almu
ResponderEliminarFoto.
Eliminar... Almudeno....
EliminarLibro para Sanyi (u para todos): Todo es Gracia. Brennan Manning
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