Observo este mundo y sus ideologías y siento una necesidad imperiosa de volver a lo esencial. No es nostalgia. O al menos, no del todo. Es que estoy hasta los cojones de tanta banalidad. Tanta estupidez y, lo que me sabe peor, que me traten como un idiota.
La política, toda. Los socialistas, los comunistas los nacionalistas, los de VOX , la PP. Tú puedes dejar de verlos, pero ellos no se van. Nunca lo hacen. Simplemente cambian de cargos y de lugar. Son los de siempre. Ellos son los verdaderos parásitos de la sociedad y tan improductivos como los de la paguita y el chándal pero más caros.
Los políticos “profesionales” me producen náuseas.
Y todas sus redes de felación sincronizada. Esa peña que eructa frases políticamente correctas.
Toda la vida mamando de la política. Verdaderos yonkis del poder. Estamos infestados.
A veces hay que poner pie en pared y volver a empezar.
Así que estoy regresando. Paso. Paso de televisión, paso de prensa. Paso de digitales.
Me gustan estar solo. Disfruto la vida lenta. Soy ese tipo de hombres. Ese que vive con un pie en otra parte. De terraza de bar, de libro elegido en una biblioteca pública , de música en casa, de paseos largos, de los que no guardan nada. De los que no quiere saber nada de esta vida. No es nostalgia. De verdad. Es otra cosa.
Es encontrar belleza en lo pequeño, en lo que no es publicitado, en lo ordinario. Para combatir la histeria de nuestros días. El mundo se ha vuelto un psiquiátrico. No quiero perderme en el futuro. No quiero vivir en el extravío, ser espejo y eco . Amar mis lentas y viejas rutinas. No reniego de la tecnología, pero tampoco quiero que lo ocupe todo.
Por eso huelo, toco, miro, escucho y gusto , y celebro. Y río mis errores, mis equivocaciones, y mis caídas. Y celebro ser tan diminuto. Y a veces, hasta celebro ser como soy. Porque todos somos una maravilloso borrón, una tachadura, un desacierto.
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Qué buena entrada. Seguro que muchos piensan así, solo que el peso del día y el calor los tienen sujetos, aplanados, acomodados, hechos a lo de siempre y lo que hace todo el mundo. Ser asín exige un esfuerzo, seguro, que a veces disfrazamos como pereza.
ResponderEliminarAyer me engañaron, era algo serio -al menos para mí- y el corazón me latió deprisa hasta que me di cuenta de que ser un mierda es fácil. Di el paso, me serené: agradecí no ser así. En fin, no estamos flojos, que sabemos lo que queremos.
Bonito eso de agradecer por no ser así
EliminarPues a mí me ha gustado. Cuídate
ResponderEliminarMuchas gracias amigo
EliminarPasar de televisión, de prensa, de digitales... es una vía infalible para no dejarse arrastrar por la avalancha de mediocridad que nos envuelve como una maldición. Yo también lo intento, lo de pasar de los medios de comunicación de todo tipo y pelaje.
ResponderEliminarAlgunos barullanos todavía no han visto la luz y continúan empollándose a diario, de la cruz a la fecha, el triste periódico del conde de Godó.
Hace unos pocos años que no vivo en España. No sigo las noticias locales (tampoco las entiendo bien), y hace unos días me reprendía a mí mismo por no conocer el nombre del ministro de economía de este país. Luego reflexioné, y pensé ¡qué suerte tengo, no no conozco ni al ministro de economía! Y me dí cuenta, al compararlo con el seguimiento que hago de las noticias de España, de las preocupaciones que me quita el vivir completamente alejado de las noticias y la política.
ResponderEliminarLa falta de información no es ninguna virtud; siempre es mejor saber que no saber. Pero los canales de noticias vierten más mercancía averiada que información.
Creo que guarda relación con su entrada. En cualquier caso, gracias por compartir su experiencia.
Para mí no se trata tanto de información como de la gestión de la información
EliminarLo que los cursis llaman,' el relato,'
Todo es mentira
Buena entrada Suso, salvajemente sincera. Abrazo grande.
ResponderEliminarFdo. Ex Bético, ahora sevillista