martes, 26 de noviembre de 2024

APRETANDO MUCHO EL LÁPIZ.

La primera vez que salí de Zaragoza en tren para ir a Barcelona y no regresar más. El día que me dijeron " irás a Viaró  de becario" , y tuve una entrevista con José Lis Martos. El día que "Como un idiota" se cantó en televisión en un programa de Jesús Hermida , y estuvimos el número 20 en los 40 principales. Las canciones de la tuna con  Juan Pablo II.  Las lágrimas de arrepentimiento por un adulterio inesperado. La confusión. El miedo. La duda.  O una luz preciosa entrando en el salón un  domingo por la mañana. El mundo es una suma de cosas.


Recuerdo. A veces lo grande nos parece insignificante  y lo pequeño invade nuestro corazón con la fuerza de la estrella Canis Majoris. Qué es cada vida sino una acumulación de pasiones, de frustraciones, de sueños cumplidos y de valentías que rozaban la insensatez.


Qué es  sino la medida exacta del ser humano, con sus hazañas, acontecimientos,  sus hechos , sus tonterías . Esa criatura imperfecta , infantil y caprichosa capaz de lo elevado pero también de lo mezquino, interesado y egoísta . Esa criatura que camina entre el odio y el amor, el rencor y el perdón, el sexo sucio  el amor , entre la victoria y la derrota, entre el azar y el coraje.


Fuera pasan cosas. Cosas verdaderamente importantes. Pero he visto a niños en primero de Primaria cogiendo bien el lápiz y tratando de escribir su nombre, con mucho esfuerzo, con una atención y cuidado maravillosos, y la F le sale bien. Y le dices " ¡ biennnn!" . Y luego otra letra, y otra… hasta completarlo. 


Y piensas " ¡ joder! , ¡ es esto!" 


Estoy convencido  que muchas biografías  son sólo un acumulación  de sentimientos que suceden, muchas  veces sólo de puertas hacia dentro. Que la vida de cada uno es personal, algo muy nuestro.  Nuestros pequeños y chiquitos  retos. Nuestras taras y defectos de serie. Nuestras preocupaciones. Nuestra memoria. Y cómo apretamos ese lapicero cuando llegan las exigencias de la vida. Sin desfallecer, con un inesperado entusiasmo.


No es sencillo ser lo que somos. Seres tan frágiles como esperanzados. Y sin embargo, aquí estamos, cada día, dando lo mejor que tenemos. Aunque sea una historia escrita en minúscula, a veces apretando mucho el lápiz y con la lengua fuera.





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