Hace unos días asistí a una reunión en la Cruz Roja. Es curioso, ya llevo unas cuantas reuniones y siempre la que modera el encuentro usa el truco ese de " vamos a hacer una rueda de presentación para conocernos mejor. Comienzo yo...".
Y comienza a definirse y dar razón de su voluntariado.
Después va dando la voz a cada asistente.
Me llamó la atención que bastantes de ellas se definían como " buenas personas". Alguna dijo que su mayor defecto era que era muy generosa, que no sabía decir que no a nadie, y que parecía tonta. Yo creo que eso de ser muy generosa no es un defecto.
Tengo comprobado que si hiciésemos una fiesta exclusiva para gente muy bondadosa se intentarían colar bastantes personas que aseguran serlo pero que no lo son en absoluto. Por una sencilla razón: el que es bondadoso de verdad es el que actúa haciendo el bien, no sabe que es buena gente, y el que no tiene una bondad verdadera es el que actúa solo para quedar bien. Jesús dijo eso de " para que lo vean todos".
Esa pequeña distinción es muy importante. Si estoy al lado de alguien que es un camaleón creo que simplemente intenta complacerme a mi o adaptarse a mi, entonces esa persona no es buena, entre otras cosas porque empieza por no hacerse bien a sí misma.
Ahí está el termómetro donde podemos medir y diferenciar unos de otros.
Yo he conocido muchos chicos buenos que han acabado siendo un desastre. No se me olvida un niño que traté mucho. Su padre me comentó que el crío, de muy pequeño, decía en la comida " mira, papá, no me gustan nada las lentejas, pero me las voy comer ¡todas, todas todas!". El niño tenía cara de misacantano y siguió comiéndose " todo todo todo lo que no le gustaba".
Y ahora , ya mayorcito, no os quiero decir la de cosas que se come.
Siendo bueno lleva a un punto donde sufres. Gran parte del sufrimiento de la peña es por ser demasiado bueno. No se trata de que no hay que ser bueno. La bondad es un principio, pero hay maneras y maneras de ser bueno.
De muchos que he conocido se predicaba una bondad que sonaba a falso. Tenían una patina de bonhomía, pero era pura fachada. Eran susceptibles, mal pensados, retorcidos...
Normalmente el/la generoso/a, buena persona etc. no tiene ninguna necesidad de decirlo en publico. Simplemente lo es y actua así, sin mas. Cuando lo tiene que decir suena un poco a aquello de “excusatio non petita, acusatio manifesta”.
ResponderEliminarY por fin es viernesssss!!!
Sevillista
Este comentario no es para que lo publiques, sino para tu información.
ResponderEliminarEl coloquio de hoy de Mopa promete muy mucho, no te lo pierdas. Se puede asistir de incógnito, como oyente (con pseudónimo y sin cámara). Es a las 18.00 (el link en la página de OL).
Lo siento. Te lo publico porque estoy harto. No he seguido a Mopa jamás. Paso del opus y de este ser que va rascándose las costras de su rencor para que sigan sangrando.
EliminarDicho de otro modo; que les den mucho pol saco.
Hay que evitar el resentimiento a toda costa. El volver a sentir y ser esclavo del volver a sentir y volver a sentir... organizar eventos para volver a sentir y toda la vida sintiendo lo que sucedió hace cada vez más años porque alguien piensa que hay que mantenerlo actualizado y encima se deforman los recuerdos y el sentimiento se convierte en mentira.
EliminarEs una forma de manipulación. En Cataluña se hace con 1714, en España ahora con Franco 50 aniversario... siempre dan una visión sesgada y falsa.
Muy útil para manipular.
Sanyi, hay que evitar en lo posible el resentimiento y la manipulación. No se si se da cuenta.
EliminarTiene gracia , ese tipo de comentarista- a mime parecen ratas- que dicen sin decir, que tiran indirectas farisaicas tipo " No se si se da cuenta.", que suena a tío retorcido, como ladino y rarito, reviradillo y fimótico.
EliminarOjo con esa gente que no pueda hacer una acción buena, sino que te lo hace saber.
EliminarA mí me da un poco de pena el niño del "mira papá, me lo como todo". Sin duda buscaba complacer a su padre.
ResponderEliminarA veces sufrimos por no poder complacer a los demás, quizá pensemos que la bondad consiste en eso.
¿Qué es la bondad? en algunos casos está muy claro pero en líneas generales, sin caer en la casuística, está muy oscuro.
Está claro que hay que descartar el sufrimiento: sufrir no forma parte de la bondad. El sufrimiento con el que nos autocastigamos con cualquier cilicio, que da lugar al resentimiento por no ser nunca buenos (más cilicio) y a la moral del esclavo cristiano que se convierte en el único culpable al no alcanzar nunca la perfección ("se perfectos..."), según Nietzsche que algo de razón tenía pienso yo.
Luego vino Max (Sheler) que decía que el resentido falsifica la escala de valores porque la culpa no le deja "ver bien". Introduce la axiología con su escala de valores objetiva.
Como conclusión creo que debemos atacar el sentimiento de culpa y amarnos a nosotros mismos como a los demás, no se trata de estar justificándose el resto de la vida por lo que has hecho en tu vida anterior.
Conclusión dos: hay que leer más y entender mejor a Nietzsche para que nos dé un subidón.
La bondad lo es todo; pero jamás me atrevería a considerarme bueno. Ni Jesús no se consideraba bueno: “¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo Dios”. Una vez escuché a Álvaro del Portillo autoproclamarse “bueno” en Cavabianca, y me dio repelús.
ResponderEliminarLa bondad debería ser una meta, un deseo; debería ser el objeto de la voluntad… La bondad debería desear pasar oculta, y disfrazarse de dureza, cuando mueve a castigar duramente al aprendiz de piloto por sus descuidos para conseguir que su vida sea más larga y que no cause la muerte de nadie.
Si alguien, en algún momento, se considera bueno, debe vigilar, porque es un mal síntoma. “Bueno” sólo te pueden considerar los demás; y aun y así, si te lo dicen, no debes creerles; lo dicen porque no lo saben todo de ti. Pero la bondad, si existe, es algo que deben percibir los que te rodean; si nada de tu alrededor no lo percibe, probablemente no seas bueno.
La bondad, para existir, necesita un emisor y un receptor; siempre es un verbo que como mínimo tiene dos agentes. La bondad es la palabra que yo usaría si tuviera que definir a cualquier religión que sea verdadera con una sola palabra; o la palabra que yo usaría si tuviera que definir a la belleza con una sola palabra.
PRISCILIANO
Buen comentario.
EliminarPienso que el bueno hace el bien sin darse cuenta y sin darse un pijo de importancia.
El hipócrita no puede hacer una acción buena, sino que te lo haga saber.
estoy de acuerdo en lo de que usted no tiene un pijo de importancia, allí le ha dado
Eliminar¿Yo he dicho eso?...perdone, yo sí que me doy un pijo de importancia, pero sé que no le importa a nadie.
EliminarYa nadie se acuerda del anuncio de Trinaranjus?
ResponderEliminarExplíquese , buen hombre. Los anuncios de Trinaranjus se cuentan por decenas.
EliminarEl que decía aquello de: “ soy amigo del sol, de la lluvia y el viento…,” no encuentro a nadie que lo recuerde y yo no me puedo quitar la música de la cabeza desde hace 50 años. Triunfo absoluto de la publicidad.
ResponderEliminarAtención amigos: dimos en la Diana y no estaba tan mal la cosa ni la coda: aquí se la dejo. Juan Pardo. Quien la recuerda?
ResponderEliminarhttps://youtu.be/P-CeHytlKGs
Juan Pardo es el precursor de mojones como Melendi. Juan Pardo es canela fina. Tiene temas que son himnos.
EliminarLo malo del link que ha puesto es que me ha parecido ver a Julia Otero, hedionda señora pijicortocircuitada que no soporto.
No es Julia Otero sino la inefable Encarna Sánchez que daría para una varias entradas.
EliminarPues, entonces, retiro lo dicho. Encarna , que debía de ser un bicho bollero ponzoñoso y retorcido, simpatizo con ella. Y sí, daría para muchas entradas.
EliminarPero Julia Otero a finales de los ochenta estaba como un queso. Quiero decir, igual que se decía que Julia Roberts era la novia de América, de Julia Otero podía decirse sin rubor alguno que era la novia de Catalunya (y hasta de España). Erais legión los que en los ochenta os bebiais los vientos por esta mujer. Quien tuvo retuvo, así que un respeto, ¡coño!
EliminarYo conocí a eso queso. Estaba en un pub en la entonces plaza Calvo Sotelo. Mer planté delante de ella y le pregunté si era Isabel Gemio. Me miró con cara de haber lamido la escobilla del wáter y contestó:
Eliminar- ¡ No!
Era digamos que mona. También uina cucañista profesional que ascendía entonces y se arrimaba como un mihura. Para mi tiene cara de rana. Lo que en Cataluña se llama Granota. No es mi estilo.
El nombre que pongan a la persona también ayuda. Nombres vulgares hacen que la persona se sienta cutre.
ResponderEliminarLe recomiendo "El manantial" de Ayn Rand
ResponderEliminarLeí el libro. Me dejó muy tocado. Buenísimo. Gracias.
Eliminareste blog huele a muerto
ResponderEliminarYa. Mientras usted lo siga, no
EliminarCada cual es como es. Yo cuando voy en mi coche, si veo excursionistas yo les grito "caminante no hay camino que eso es al caminar!"
ResponderEliminarY me miran con ojos muy abiertos, imagino que es admiración
Joe!, que negativos estáis hoy, menos mal que es viernes. Lo siento, pero alguien lo tenía que decir.
ResponderEliminarNo es que huela a muerto pero quisiera decir una cosa: permíteme Suso: no es volver a lo mismo pero lo que habías logrado era la atracción de las tertulias piratas en las que se habla de todo y de nada sin responsabilidad y con toda la trascendencia a un sector de gente que quieras o no y los conoces mejor que nadie te sigue desde la España de los 80, te conoce personalmente o el mito y al Satur y etc y le gustan esas tertulias, esa vi vidilla, esos carajillos riéndonos unos de otros y todos de todos. Esa chispa no la quieren perder los que son tu audiencia y tienen derecho a decirlo, por qué no? Si escribes para que te lean, te leen, pues debes oírlos para que te sigan leyendo. Esto me parece de sentido común
ResponderEliminarEl domingo, Dios menguante, escribiré una entrada, espero que definitiva, que explique y aclare sus dudas.
EliminarUno no es bueno, así, genérico. Uno hace cosas en las que intenta acertar, dando cabida en su pensamiento a lo que no es él, no es una proyección de uno, es extenderse un poco para no meter la pata.
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