viernes, 25 de agosto de 2017

ALLÍ RESIDE

Mi  madre  era  una  mujer  de su casa. Una profesional de  lo  que hoy  se  llama  " Ciencias domésticas,  o  del hogar",  o  como  se  nombre ahora.  

Planchaba la ropa blanca en un cuarto que olía a lejía y a almidón. Yo era un niño.  Y  ese  olor  lo tengo  prendido  en la nuca . No he  vuelto  a oler sábanas  como  aquellas, que  hasta   salían chispas y garrampas  cuando  las estrenabas.  

Desde entonces en el mundo han triunfado y fracasado revoluciones. Han desaparecido países de nuestra geografía escolar, y también aparecieron Autonomías nuevas  sobre el mapa. Han caído  imperios, han emergidos  nuevas colonizaciones.  

He  asistido  a unas cuantas  revoluciones, pero aquel olor del cuarto de plancha de mi  madre sigue intacto en la nariz todavía. Lo mismo que el meneo  que se daba  la buena señora, con ese culazo  estupendo que tiene,  encerando los pasillos de casa a caderazos,  con una mopa en el suelo. 

No quiero ser proustiano. Sólo digo que el pensamiento de los hombres cambia , pero  los perfumes, los sabores y los sonidos permanecen. Si  quiero recordar a Manuela  hasta  sentirla  tan cerca  que  me estremece, me basta  tomar gazpacho.  Y no porque  se  parezca al  que ella hacía...porque  no se  le parece. No hay color, ni sabor como el caldo que preparaba.

Lo mismo  me  sucede  con  las sopas de ajo, ¡joder, qué sopicas hacía la chavala!

Hay canciones  que  me recuerdan a mi padre  y, oye, que  parece  que voy en el coche y le estoy  escuhando cantar  " la paloma". 

Papas, políticos y filósofos han dicho cosas dispares, bastantes héroes han muerto por causas de mayor  o menor  calado.

Mientras tanto el yogurt  me sabe igual. O el aroma de  la  goma de borrar  de Nata.  No sé qué es más verdadero, si   eso de  " Pienso, luego existo" o las pastillas Juanola.  Ignoro si es más perenne Platón  o una balada del verano del 74. Uno apuesta  por los perfumes , los sabores y sonidos, por el tacto de la piel y los reflejos que despiden las cosas.

Y , ya  puesto  en este  plan,  me  sucede a menudo que  confundo  el más profundo amor con la mirada, a  veces  unida a una  fragancia, o a una  melodía, y así  me  va  en la vida.

No lo dudes, amig@:  pasarás y el olor de tus  cosas  , enseres, y  de ti mism@,  será eterno. 

Caerán reinos, Cataluña  será independiente, o no, habrá mil teorías sobre la felicidad, sin duda se transformarán los  dogmas  teológicos, la forma de pensar,  y las maneras  de matar al enemigo, pero el caramelo de menta siempre sabrá a menta, el gazpacho  de Manuela  te perforará la memoria, habrá otra nueva madre envuelta en una aureola de lejía y almidón . Hasta  ese  Dios  que  rezabas de crío  olía  a cera  y   flores, y su Cuerpo  tenía  el sabor de la  Hostia en la lengua . 

Cualquier pensamiento es vano. Busca la verdad en la música de las palabras, en el fondo de la nariz y en lo alto del paladar, porque allí reside.

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1 comentario:

  1. Hume sostenía que "el pensamiento más vivo es inferior a la sensación más tenue". Rechaza que el pensamiento racional puro sea posible: lo que nos lleva a actuar es la pasión, no la razón.
    Cuando dices que "Cualquier pensamiento es vano. Busca la verdad en la música de las palabras, en el fondo de la nariz y en lo alto del paladar, porque allí reside" defiendes lo que se llama falacia naturalista: no se puede pasar del "ser" al "deber ser" porque cualquier pensamiento racional es vano y solo podemos acudir a los sentimientos.
    Yo pienso que los sentimientos nos ayudan: cuando hacemos el bien nos sentimos muy bien porque actuamos conforme a la naturaleza humana.
    Estás más en la línea del beato Duns Scoto: las cosas son buenas porque las quiere Dios, no es que las quiere Dios porque son buenas.

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