viernes, 4 de agosto de 2017

LA RUTA DA PEDRA E DA AUGA EN ARMENTEIRA

En  Galicia, como en muchos otros lugares, los molinos tradicionales no eran de viento, eran de pedra e auga, pedra (piedra) para construirlos y auga (agua) para moverlos y ese es precisamente el nombre que recibe la ruta que hice  ayer.

La ruta  discurre a la vera del río Armenteira y solo en el tramo que recorre está senda hay más de 50 molinos algunos totalmente abandonados y derrumbados y otros restaurados con fines etnográficos.

El  recorrido es una auténtica gozada.Se camina siempre acompañado  del río, que va creando su propio paisaje de reflejos y saltos de agua a la sombra de alisos, alcornoques, avellanos y robles. Paisaje del Señor de  los Anillos.

Al final del recorrido , una de las joyas de la arquitectura religiosa gallega: la cisterciense Abadía de Santa María de Armenteira habitada desde hace unos años por una comunidad de monjas de la orden de San Bernardo que venden jabones, galletas y cedés grabados por ellas, además de tener una hospedería.

Bajando  me  cruzo  con  una  mujer  joven vestida de  Decatlón . Va  de estreno. Ella  está sentada  a la  orilla  de  un remanso . Yo , en la otra  vereda , descanso. Nos  separa  un pequeño  puente. Lleva  gafas oscuras, un short  beige, polo verde y un pañuelo atado en el cuello. 

¿Quién será?, ¿de dónde vendrá?, ¿en  qué  piensa?, ¿por qué estará sola? ? 

Parece pìja . No sé nada de ella, aunque en otras circunstancias pudo haber sido quizá la mujer de mi vida.  En el bosque , entre los dos,  el aire  se rasga con el sonido de los  pájaros  y el rumor  de la cascada. 

Será secretaria, enfermera, ama de casa, camarera o profesora. Está   haciendo  fotos. ¿Cuántos amores frustrados habrá tenido?  Hay un rumor de brisa  entre las  hojas arboladas  . 

La mujer  me ve desde la otra vereda  y probablemente también estará pensando algo de mí. Creerá que soy camarero , un tipo pelado , maduro, con esposa , tantos hijos,  o que trabajo en Txupamelagorri en Correos , un llavero en el bolsillo, un ignorado carné de identidad, recetado de  por vida  para la tensión  y  50 euros en el  bolsillo . 

Se oye una discusión familiar que  enciende  la paz  de la mañana de  voces chillonas. Un toque algo hortera se  pinta en la  postal  que protagonizamos.

Si esa mujer y yo nos hubiéramos conocido en otra ocasión tal vez nos habríamos besado, amado, casado, odiado, gritado, reconciliado e incluso separado. Quizás  estuvo cerca de mi y llegó de quién sabe qué lugar justo cuando yo acababa  de salir de él

O yo perdí  el autobús  que  me hubiese llevado  al centro de su  vida.  O ella  estuvo  en el mismo concierto que yo, en butacas diferentes.  

¡Ay!, ese corazón que desconozco y es como un  bosque  en noviembre.

Parece un poco frágil y triste. No sé nada de ella. Desde la otra  orilla la chica también me observa. ¿Qué estará imaginando? Que -soy un sujeto anodino, también triste , con alma de poeta. Sin embargo, pude haber sido el hombre de su vida. Pude haberla llevado al parque  a comer  pipas en un banco.

Finalmente  se  incorpora  y  sigue  su camino. Nos cruzamos: por el pequeño puente la chica avanza hacia mí y yo voy hacia ella. Le  cedo el paso , sorbemos sesgada  y  furtivamente  nuestro rostro anodino con una mirada. Al llegar  al recodo, después del puente, me di la vuelta. Ella seguía andando  sin mirar atrás.  Ya para siempre me había  olvidado.

A ti, anónima muchacha sin nombre, esta  entrada.
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ESPACIO RADICAL: LA GUERRA DEL PLANETA DE LOS SIMIOS.

GALERÍA DE FOTOS DE RUTA DA PEDRA

1 comentario:

  1. Conduciendo de noche por las Conchinchinas.
    Nos cruzamos con otros vehículos
    Alguno da las largas para advertir de la presencia de los picoletos.
    No lo hagas amigo, no es legal.
    Legal ?, lo que nunca fue legal fue el día a día.
    ...
    Reduces, metes tercera y salvas el trance.

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