La sexualidad es algo tan personal y genético, que resulta muy difícil legislar sobre ella, y marcar pautas morales.
Uno ha conocido biografías donde la sexualidad es tan atormentada , de una fuerza que no hay manera de encauzar , que arrastra a la persona más allá de leyes y peajes.
Uno ha conocido biografías donde la sexualidad es tan atormentada , de una fuerza que no hay manera de encauzar , que arrastra a la persona más allá de leyes y peajes.
Y viceversa, individuos que viven en zonas heladas y secas .
Cada uno es como es, y bastante tiene cada cual con lo suyo como para añadir parvedades de materia veniales o mortales.
Uno ha visto un director general de una multinacional esperando abordar su avión privado en compañía de altos directivos . Mientras estos eminentes caballeros hablan de la forma de remediar su cuenta de resultados, cruza la sala del aeropuerto una chica diesel E . Plus explosiva, y los ojos de uno de esos carroñeros se le van inexorablemente detrás de aquel culo y no lo abandonan hasta que se pierde por la escalera mecánica.
A continuación , con oído y la sonrisa atenta sigue atendiendo a la conversación acerca de unos problemas muy graves de su empresa y, sin poderlo evitar, su mirada ahora sigue las piernas de una espléndida señora de la limpieza de Excelent Limp que cruza el vestíbulo en dirección contraria.
El cuerpo de esta gente se divide en tres partes: arriba, un cerebro poseído por una inteligencia privilegiada, lleno de pasión por los másters , MBA, , experto en economía. Ese cerebro superdotado se manifiesta a través de un rostro felino , con ese aire de mono alfa perdonavidas acostumbrado a decir siempre la última palabra, el argumento irrebatible.
El tronco también es poderoso. Un judío con la cartera repleta en el bolsillo izquierdo.
Pero en esa charca de los buenos sentimientos se erige el sexo compulsivo, como un cetro, hasta el punto que este tipo de gente podría ser definido como un expendedor en serie de semen.
Los he conocido: las personas adictas al sexo, a medida que ascienden y acceden a altos cargos de la vida , tienen más complicada la forma de remediar su vicio. Eso le sucedió a al padre Maciel, a Strasus- Khan, Clinton, a Lope de Vega...
La absoluta visibilidad de sus agendas les fuerza a aprovechar cualquier resquicio de tiempo y espacio, un ascensor, un lavabo, el despacho oval o el cuarto de los calentadores, una entrevista, las manos bajo el mantel de la mesa del restaurante de lujo, para dar salida rápida, momentánea, en un minuto, de pie, sin quitarse los zapatos, previo acuerdo o no con la pareja, a este instinto descontrolado, como una pulsión suicida, jugándose toda una insigne biografía a una carta.
La absoluta visibilidad de sus agendas les fuerza a aprovechar cualquier resquicio de tiempo y espacio, un ascensor, un lavabo, el despacho oval o el cuarto de los calentadores, una entrevista, las manos bajo el mantel de la mesa del restaurante de lujo, para dar salida rápida, momentánea, en un minuto, de pie, sin quitarse los zapatos, previo acuerdo o no con la pareja, a este instinto descontrolado, como una pulsión suicida, jugándose toda una insigne biografía a una carta.
Y se la juegan. Tan grande es el poder de su sexo.
Esta gente pierde pie. Había que recordarles el principio que "toda persona está dotada de dignidad":
El sentimiento adecuado de la dignidad es el "cuidado" . Todo lo valioso , lo bello, lo bueno, merece de nosotros esa actitud atenta, respetuosa, que quiere algo más que "no dañar" .
Esta gente pierde pie. Había que recordarles el principio que "toda persona está dotada de dignidad":
El sentimiento adecuado de la dignidad es el "cuidado" . Todo lo valioso , lo bello, lo bueno, merece de nosotros esa actitud atenta, respetuosa, que quiere algo más que "no dañar" .
No es amor, pero sí su antesala.
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Muy buena entrada! Morley.
ResponderEliminarCreo que sobrevaloras un poco la inteligencia de estos señores.
ResponderEliminarAristóteles en la política, después de contar como Tales se hizo rico pronosticando un eclipse, añade: "nosotros, los filósofos, podríamos ser ricos. Pero no es ese nuestro principal interés".
Si seguimos los niveles de vida aristotélicos que define en su ética -biológico, crematístico y contemplativo- no llegan a la cumbre.