No esperes que en el infierno alguien pueda hacer alguna acción que le salve.
Y no son pocos los que viven en el infierno . Gente que concede créditos a causas podridas,personas de apariencia digna que abusan de menores, hipócritas que ponen pesadas piedras sobre los hombros de los pobres , que predican lo que no viven.
El " !Ay, de los ricos!", allí está la clave que abre la puerta al infierno.
Cada uno por separado, estos caballeretes del dinero y la codicia por fuera parecen señores distinguidos, de esos que saben colocar el glúteo en oblícuo para que apelmaze en el asiento del Mercedes el sonoro de su pedo con una sonrisa enigmática.
Sin duda, por dentro también están llenos de delicadeza. Los conozco bien.
Algunos pueden estremecerse y rezar piadosas avemarías en Medjogorne , o llorar con la música de Bach , otros riegan con delicadeza y mimo sus rosas, o cambian el agua al periquito todos los días con un amor encendido .
Uno de estos gordinflones me decía:
- Suso, yo dedico todos los días quince minutos por la mañana y quince minutos por la noche a pensar como ganar más dinero.
- Eso es, precisamente, lo que yo no pienso hacer nunca.
Todos tienen el mismo ideal: la pasta: políticos, cardenales, banqueros, empresarios,periodistas..., adoran la vida, pero la suya.
- Hombre- aconseja uno de estos a otro para facilitar un despido - hay muchas maneras de desprenderse de esa gente...por ejemplo, hazle pequeñas putaditas hasta que se canse.
Después hablan de aficiones privadas y se intercambian pequeños conocimientos pacíficos. Cómo acabar con el pulgón de los rosales. Cómo intercambiar el carnet de socio del Liceo, o del Barça.
Luego de haber firmado el crédito que le llevara al infierno , y habiendo comido opíparamente, estos señores regresan a su hogar. Allí les espera una emoción distinta, aunque siempre fina: el beso de la nieta rubia, un fragmento de Mozart en el tocadiscos, unos fragmentos de un libro de piadosas consideraciones en la mesilla de noche bajo la lámpara sonrosada.
Pero a uno de ellos el destino le reservaba un golpe muy duro: al volver a casa se enteró de que había muerto el periquito. Y para él ya no hubo consuelo.
Otro recibió la noticia de que el hijo cortito repetía curso y debía enviarlo a cursar un management a Oregón.
Llaman ala puerta. Una antigua amante cubana , un pecado de juventud, se presenta con un niño mulato en brazos.
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