viernes, 8 de mayo de 2020

EN MI JARDÍN SECRETO

Si queremos penetrar en el misterio del mundo debemos ser capaces de no buscar a cada momento una explicación a lo que nos suceda en él. 

Es lo que suelen hacer los personajes de los cuentos infantiles y por eso pueden vivir sus aventuras. Es lo que hace Alicia, cuando corre tras el Conejo Blanco, o Wendy cuando Peter Pan la conduce a la Isla de Nunca Jamás. O lo que hace Mary Lennox, la protagonista de El jardín secreto. La pequeña Mary viaja a casa de un tío suyo, al quedarse huérfana, y se ve obligada a pasar largas horas de soledad, pues su tío siempre está de viaje. Y en ese deambular sin tiempo, Mary descubre un día un jardín en el que no puede entrar. Ve sus tapias y los árboles, cuyas copas asoman por encima, pero no encuentra su puerta. Y aprende a amar ese jardín, antes de saber nada de él.

Todas las cosas que nos han sucedido se gestaron así: antes de saber nada.

Cuando Wendy pregunta a Peter Pan, en pleno vuelo, que dónde está la Isla de Nunca Jamás, éste le contesta que no lo sabe. "La Isla de Nunca Jamás, no se puede buscar. Es ella la que te encuentra". En cierta forma, es lo que pasa en los que soñamos , que los líos nos encuentran. La historia de Mary con el jardín secreto es también así. Quiere entrar en él pero tendrá que ser un petirrojo el que le proporcione la llave y le diga cómo hacerlo. 

Ni Wendy, ni el príncipe de La Bella Durmiente, ni la niña protagonista de El jardín secreto, ni por supuesto Alicia hacen demasiado por vivir aventuras, se ven arrastradas a ellas. 

¿ Te parezco un inmaduro? , ¡ ja!. Lee a san Agustín en sus Confesiones, así se refiere a ese lugar : "De niño pasé a ser muchacho, o lo que fuera que viniera a mí ocupando el lugar de la infancia. La infancia, no obstante, no se marchó: pues ¿a dónde iba a ir? Sencillamente, dejó de estar ahí. Pues ahora no era un crío, sin habla, sino un muchacho que hablaba".

La infancia permanece con nosotros como reino secreto. Un reino de silencio, donde se habla el lenguaje de las cosas mudas. Algunos seguimos entrando en ese jardín secreto con sesenta años.

Ese reino mudo es el reino de la infancia, que significa literalmente incapacidad de hablar. ¿ A quién le puedo contar las cosas que me suceden despierto si no me van a creer? 

Y porque todos estos mundos  están tocados por la locura . El mío también. ¡ Si supierais las cosas que pienso! ¿No  es una locura  el País de las Maravillas con todos sus extravagantes personajes? ¿no lo es el país que visita Dorothy en El mago de Oz, no es la Isla de Nunca Jamás una jaula de grillos? 

Hay adultos que no soportan este barullo y  este follón. Si yo os contara cuántos señores me ha censurado esta forma de ser . 

Pero en esta locura  está siempre la posibilidad de un nuevo comienzo.

En mi vida me crucé con unos cuantos gruñones, gente responsable, seria, formal, que no me soportaba. Gente que no aprobaba las tonterías,  y me juzgaban demasiado infantil  para participar en la vida de los adultos sencillamente no contaba para nada. Y esto hizo que viviese  en otro mundo de intersticios y grietas, un mundo que despierta de su sueño, cuando los adultos se retiran a descansar. Y sin retirarse.

¡ Ay, qué bien se vive en ese jardín secreto!



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