miércoles, 6 de mayo de 2020

UNA CONDICIÓN TAN DESGRACIADA.

El mundo lleno de trampas.

Las flores carnívoras ofrecen al insecto corolas de irresistibles colores; las arañas, la geometría perfecta de sus telas y sus centros vertiginosos, y las mantis religiosas, la arboladura grácil de sus cuerpos, haciendo que libaciones, contemplación o cópula terminen en un macabro festín. 

La política  es un mundo salvaje, frío, cruel y  miserable.  Presenciamos a diario  como se maquilla de  belleza y heroísmo  la muerte. 

Mundos donde nos enfrentamos  a lo que desconocemos y en que, al inclinarnos sobre un rostro adorado, tal vez terminemos descubriendo que en la rosa de sus labios se esconde la muerte. 

¡ Qué extraña es la vida!; 

Uno ve la ceguera y el sufrimiento del hombre, y las sorprendentes contradicciones de su naturaleza , y el universo entero, y a nosotros desprovistos de luz, abandonados a nuestra suerte , perdidos en este rincón, entre estrellas y planetas de piedra pómez , sin saber quién nos puso allí, qué será de nosotros cuando muramos...entonces tengo miedo.

Como una persona que estuviese dormida y alguien lo transportase a una lugar lejano, inhóspito, terrible, y despierta sin saber dónde está y sin posibilidad de salir de allí.

Y lo que más me admira es que, a pesar de todo, uno no se desespera ante una condición tan desgraciada.

Para mi el paso definitivo está en reconocer en que hay un número de cosas infinito de cosas que no podemos entender. Que no hay nada más razonable que rechazar la razón, la política, los números que cuentan, pesan , miden.

Por eso aún hay esperanza.


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