lunes, 25 de mayo de 2020

UNA HISTORIA NO APTA PARA MAYORES.

Durante años impartí catequesis de primera comunión en el Raval, en un colegio público. La historia es larga. Todo comenzó por una liada de don Kiko Mas, el típico sacerdote . El típico que se cruza una vez en tu vida y no lo olvidas jamás.

Este cura también tiene su historia. Otro día.

Fui con él a un colegio de primaria en las Drasanas. La directora nos recibió y ante la propuesta de dar catequesis de primera comunión, y poder hacer la misma en la parroquia de Montealegre, contestó:

- Me da lo mismo que seáis masones, del opus, o lo que quiera que seáis, todo el que venga aquí a echar una mano tiene sitio.

Allí empezó una aventura maravillosa. Nadie apostaba por el éxito de la iniciativa. No nos conocían. Lo petamos. 

Tenía gracia. Los viernes antes de ir a la escuela cruzábamos por unas calles donde se ejercía la prostitución. Era frecuente que alguna de las putas, auténticas papagayos, nos echaran el lazo con " hey, el del bigotito, qué pasa" 

Don Kiko pidió hacer una reunión de padres antes de la primera comunión para dar unos avisos y conocer a las madres. Así lo hicimos. 

Y para nuestra sorpresa , asistieron muchas madres. Algunas de ellas las reconocí: eran las prostitutas que cada viernes veíamos en nuestro camino a al colegi. Y muy bien vestidas, por cierto. Quiero decir que no iban con traje de faena. 

La reunión fue...¿ cómo lo diría?...la leche.

Podría contar muchas anécdotas de esa hora, de don Kiko tocando la trompeta al hacer su aparición con el "¡me va , me va , me va!" , o una madre, con un escote abierto al frente hasta el ombligo que pregunta si harán la primera confesión , como yo recuerdo hice en el pueblo".

- Por supuesto, señora, contestó don Kiko. Los niños harán su pequeño examen de conciencia . Y luego les confesaré. Acostumbran a llevar un papelito con sus faltas escritas . 

- ¡ Ay, muy bien! - exclamó la dama.

- Por cierto, las madres y padres también pueden confesarse...usted, mejor venga con un listín.

Ese hombre tenía un don. 

A la salida de la reunión, ya en la calle, se formó una pequeña tertulia. 

Una mujer que, aunque bien vestida, no dejaba ninguna duda de su profesión , y de en qué liga de regional jugaba, contó una anécdota personal que hoy, decenas de años después, aún recuerdo".

Dos veces me he encontrado en mi vida sin poder dar de comer a mis hijos. No tenía un duro. Y - enseñó una medalla de oro de la Virgen del Carmen- las dos veces me fui a empeñar esta medalla diciendo a la virgencita que si me ayudaba la recuperaría".

" Las dos veces compré la lotería de los ciegos. Y las dos veces me tocó" ...¡ gracias a ésta!"....y mostró la medalla . La besó, y la escondió en su pecho. 

Don Kiko y yo nos miramos . Un cruce algo escéptico, la verdad. Al menos el mío.

Algo le mosqueó de nuestra mirada a la señora.

- Miren, si pusiera una detrás de otra todas las pollas que me he tragado en mi vida podría hacer una cadena que diera varias veces la vuelta a la Tierra.

Y allí no nos reímos, porque esa señora , estaba claro, no bromeaba

Acompañé a don Kiko. Íbamos muy jodidos Al menos yo.

- Probablemente así sería la mujer que secó sus lágrimas en los pies de Jesús.

Hoy sé que en mi vida, y en cien vidas más que tuviera, podría decir una jaculatoria como la que esa noche dijo esa mujer.

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