En el corazón de este noviembre tan anodino como los tiempos que vivimos éste es un día de tantos.
La política finge que somos felices , y nosotros les dejamos hacer. ¿No oyes cómo nos quieren ?
Hoy el periódico trae noticias de escoria, pero la tarde trae la sinfonía de las estrellas .
Deambulo por el bosque pensando en mis cosas, o sea, en nada.
A pesar de todo, Dios, el Gran Pastelero, ha ofrecido a los mortales una tarta maravillosa. En ella ha inoculado el dulce merengue de la vida , con sus tres pisos de vainilla, fresa y chocolate , con la crema gaseada del azar y la incertidumbre .
Los hombres la prueban y se aman, blasfeman , se acuchillan, experimentan momentos de ternura, se besan , y mientras beben el champán de la celebración a la que hemos sido convocados , borrachos , gritan , festejan, se adornan con tiaras, borlas, mitras , matasuegras y gorras de plato.
Bailan la Conga dando vueltas a las mesas de manteles blancos con manchas de cercos oscuros , con los cubatas en la mano . Unos desempeñan el papel de víctimas o de verdugos, mueren de hambre y de indigestión. ¿Quién necesita más el pan; ¿el que lo pide llorando, o el que lo vomita?
He aquí el teatro del Mundo. Los novios se besan, o se pegan, riñen los suegros, lloran los amigos. El cura bendice toda esa juerga e intuye que todo eso es una feria que no va a ninguna parte.
En el ardiente corazón de noviembre hoy es un día cualquiera.
¿Qué personaje te ha tocado representar en esta tragicomedia? Unos creen todas las verdades que les han enseñado en la niñez, y siguen vestidos de primera Comunión a los sesenta años. Otros simulan creer en la salvación. Otros están atormentados y eructan sus escrúpulos en la esquina de la mesa donde comen los niños.
Algunos luchan por la inmortalidad, y bailan en la discoteca con la más guapa de las amigas del novio. Otros salen fuera a mear el quinto cubata y deciden que al regresar a la pista van a entrarle a una cacatúa , amiga de una prima , que no se sabe si es tía, tío, o Diesel E-Plus.
Uno se siente superviviente de un naufragio en la bahía de la soledad , y espera llegar a la orilla y desprenderse de la tabla que le salvó.
Ahora voy intentando no pisar las junturas de las baldosas , atravesar la escena e intentar no tropezar con los personajes de este teatro. En la primera esquina una rumana hurga en una papelera . Más adelante un chófer me pita para que corra en el paso cebra. Me cruzo con un fraile exclaustrado del brazo de su novia.
¡Qué cantidad de cosas pueden suceder a lo largo de una calle!.
Finjamos ser felices. Estamos de boda , ¿no ves que te estoy mirando y diciéndote que te amo?
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