DIFUNTOS: REGRESO A ELLOS.

Hablar de la muerte de Manuela, de mis muertos, que son mi padre, Josefa, Joaquín, Joan, Jaume, Santi...¡tantos!,  no resulta complicado.

De todos puedo decir que son, hoy, una ventana con árboles. Miro por ella y veo luz, paisaje.  Y también duelen , como la vida misma.

Aprendí a rezar por ellos, a aceptar que no hay dogmas . No hay nada . Solo la fe. Y a su vez aprendes  la oración de alguien que trata de hacerse tonto, de desbaratar las torres de la inteligencia para entender el dolor, la enfermedad en el inocente y el densísimo abismo de la muerte.

La muerte es  la constatación de que la vida desobedece y camina indiferente a nuestras exigencias. Todo es pequeño y aparentemente insignificante. Es la mirada de estos que se fueron  la que ilumina los rincones de la realidad y la que halla asideros en las grietas del dolor.

La experiencia de la enfermedad de Manuela  cambió mi sentir religioso, mi manera de entender a Dios. Dejé de ver a Dios en el templo y en la ortodoxia para aprender a sentirlo en la alegría de la vida normal , en la sonrisa de un niño enfermo. Dios como una presencia salvaje a la que hay que dar gracias y contra la que hay que combatir. 

Con la enfermedad y muerte de Manuela  el camino por el que iba andando hacia Dios se torció. Sufrí una transformación  en la que Dios me liberó de los grilletes del dogma para convertirse en alguien que  podía increpar, blasfemar,  y también, de vez en cuando, alabar. Pienso que la enfermedad, la propia o la de un ser amado, también es una forma de encarcelamiento y que la experiencia del dolor lo desafía todo.

Es como ese buen judío que iba todos los días a rezar al Muro de las Lamentaciones y le preguntan:

- ¿Cuánto tiempo lleva viniendo a rezar aquí?

- Treinta años.

- ¿Todos los días?

- Todos los días. No he faltado ni uno.

-  Y qué pide

-  Que venga el Mesías.

 ¿Y....?

- Nada...como si le hablase a una pared.

Ante la muerte uno se da cuenta que toda su fe es " como si hablase con la pared". Pero también de que que hay otra manera de creer, sin pared, sin Muro de Lamentaciones.