De algo estoy convencido : las ideologías no son más que patologías que ciegan y enloquecen e impiden una comprensión de lo real. Toda ideología te exige una pureza de dogmas.
Y uno quisiera vivir y pensar sin contradicciones, excepto las que uno mismo se prepara por su condición fatal. Que no es poco. Que no son pocas.
En esta jubilación en tierras gallegas, en el rural, vivo una felicidad que funciona como respuesta al mundo líquido.
¿Qué nos dice ese mundo? Que Dios ha muerto. Que la vida es un accidente químico, que no hay mandamientos sino sugerencias, que tus pecados son deseos. Que creer en Dios es propio de analfabetos. Que el sexo es lo que tú quieres que sea. Que a lo mejor eres hermafrodita, o gay mal llevado, o lesbiano.
Y uno no quieres ser analfabeto, ni raro, ni lo que sea que ahora sea un tío como yo que no está. Otro día te dicen que ser español es malo. Que somos un pueblo de follacabras netamente medieval, embrutecido por lógicas imperialistas añejas y caducas, incompatibles con la Ilustración.
Y la peña quiere ser buena, moderna e ilustrada. Más tarde te dicen que ser un hombre blanco o tener dinero y familia también es malo.
En definitiva, el mundo líquido está en contra de todo aquello que genere identidades robustas porque para ellos la verdad no existe. Por eso hoy las mujeres tienen pene, el dinero es infinito, Da Vinci es catalán y los terroristas son pacifistas.
Paradójicamente ese mundo líquido ha exacerbado identidades artificiales para antagonizar con las identidades robustas. A estos tíos les importa más ser lesbomapuche que ingeniera o padre.
Mi respuesta frente a ese manicomio posmoderno y puticlub de nihilistas fue jubilarme e irme al rural, con una mujer que amo, y con un paisaje, una gente que considero superiores al resto por su clima, por gastronomía, por estética, por sensibilidad, por la aproximación moral a las personas mayores o por la aproximación moral con las mujeres. Para entender eso hay que vivir aquí.
Aunque cualquier rural de este país es un un buen lugar para hacer un nido.
Sin embargo hay algo más profundo: la gente del rural puro sabe que la verdad existe. Sabe que la verdad no es elástica. Sabe que la verdad no tiene temperatura, credos o ideología. El rural Moral es una moral heroica y preideológica.
La gente del rural son al mismo tiempo los que más conocen el mundo. En Galicia héroe y sabio son el mismo. No hay distancia entre la teoría y la práctica, entre las musas y el teatro, entre hablar del camino y andar el camino. La paradoja del término “ Rural Moral” es que se mueve en el eje verdad-mentira y no en el eje bueno-malo.
En fin, no sé si se me entiende. Yo sí.
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