jueves, 3 de marzo de 2022

SILBANDO AL VOLVER DEL TRABAJO.

Crece quien no se cree nadie  , quien  acepta sus debilidades, quien no compite con nadie , que silba  cuando regresa a casa, que tiene un humor maravilloso , que no tiene cuentas pendientes y asuntos de los que mejor no hablar. 


Ese que  descubre que las mejores carcajadas son las que se dirigen a uno mismo. 


¿Ves a ese hombre que se quiere comer el mundo? , ¿ese que no piensa más que en el  dinero y que  se cree lo sabe todo?


 ¡Adónde vas, desgraciado, sin una buena máquina de perdonarte!


La vida es el ovillo con el que jugamos , como gatos. Los días se arremolinan en el sofá. Pasan, sin más, hasta la noche, que es el morir. La vida,  como un abanico que montamos varilla a varilla. En noches de calor, me abanico desplegando mi patria de ausencias.



 

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