Crece quien no se cree nadie , quien acepta sus debilidades, quien no compite con nadie , que silba cuando regresa a casa, que tiene un humor maravilloso , que no tiene cuentas pendientes y asuntos de los que mejor no hablar.
Ese que descubre que las mejores carcajadas son las que se dirigen a uno mismo.
¿Ves a ese hombre que se quiere comer el mundo? , ¿ese que no piensa más que en el dinero y que se cree lo sabe todo?
¡Adónde vas, desgraciado, sin una buena máquina de perdonarte!
La vida es el ovillo con el que jugamos , como gatos. Los días se arremolinan en el sofá. Pasan, sin más, hasta la noche, que es el morir. La vida, como un abanico que montamos varilla a varilla. En noches de calor, me abanico desplegando mi patria de ausencias.
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