domingo, 6 de marzo de 2022

TODO PASARÁ.

Nunca he pedido explicaciones a los amigos que  abandonaron, por amor, al grupo de amigos. Tampoco después, cuando otros , en un cruce de caminos, decidieron abandonar el barco. Ni siquiera deseé una profecía del rejalgar al que en un cruce de caminos tomaba uno nuevo y distinto.


La profecía del rejalgar la deseaba san Josemaría a aquellos fieles de la obra que abandonaba su vocación. Era un poco rollo " jamematen": "No encontraréis la felicidad fuera de vuestro camino, hijos. Si alguien se descaminara, le quedaría un remordimiento tremendo: sería un desgraciado. Hasta esas cosas que dan a la gente una relativa felicidad, en una persona que abandona su vocación se hacen amargas como la hiel, agrias como el vinagre, repugnantes como el rejalgar".


Hay que respetar la vida y las decisiones de los demás, y suponer que lo hacen con rectitud de intención. Somos heliotropos, buscamos la luz, a veces retorciendo nuestro cuerpo hasta hallar su guiño ardiente. No hay caminos rectos, sólo propósitos rectos. Para mí es más que suficiente. 


Ya conté que mi padre me llevó a un psicólogo para saber " cómo actuar contigo. No te entiendo, hijo". 


Allí , en un test me hicieron una pregunta algion parecida a  «¿qué es en lo primero en lo que te fijas de una mujer?».


«En sus ojos", contesté mintiendo. Qué cojones quería que dijese. A los trece años . Ahora tengo menos pudor, y contestaría otra cosa. Qué pena.


Vamos a una velocidad de vértigo. San Josemaría era fruto de su tiempo. Hoy no sé qué diría a los que se van. Hoy la moral de esta sociedad es  urgente, jubilosa e infantil , de celofán. Y tampoco es eso. Un poco de caña no sienta mal.  Queremos una sociedad de mierda , y para conseguirlo compartimos memes en Twitter, improvisamos leyes educativas, damos bandazos ideológicos y ridiculizamos todo aquello que no entendemos como propio. Luego culparemos a los jóvenes del despropósito. 


Jóvenes que le dices !" somos un país cainita" y te suelta " ¿ qué es eso?". 


- Coño, de Caín.


- ¿Y qué es eso?


- Coño, Caín, el que mató a a Abel.


Y el paisano te mira con cara de merluzo. Ni puta idea.


Ha pasado así siempre. La ola arrastrará nuestro parasol, las toallas, el bronceador, las sandalias, las gafas de sol . Flotarán nuestros privilegios sobre la espuma. Moriremos braceando .


Queremos un nosotros mejor y queremos lograrlo sin mejorar nosotros. Al final, aburridos por la tristeza  de los esfuerzos inútiles, nos conformamos con reírnos de los débiles. El ser humano es un animal pequeño. Si tiene sed, bebe. Si tiene hambre, come. Si tiene miedo, huye. Pero un día aparecen unos ucranianos que dan su vida por la libertad y se nos queda cara de gilipollas.


Sermones vacíos y víctimas de nada. Una barca destripada en medio del desierto. No sé a dónde vamos, pero no es la bondad, sino el amor, lo que nos mantiene firmes.


Todo pasa. Pasó mi padre, los jesuitas de Zaragoza, y san Josemaría, y Manuela, y los políticos, y Putin, y su puta madre . Pasará el virus y pasarán los que han gestionado, con torpeza y boato, esta tragedia. Y hasta el amor pasará. Porque nada escapa del reloj.






 

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