Me escribe uno diciendo que " cómo puedo estar tan seguro de las razones del perdón de la señora a la que me referí en la entrada de ayer"
Pienso que esa mujer se dejó atiborrar de dinero y de regalos por el hombre que ella amaba : “ bueno – debió de pensar - lo acepto porque le amo y, además…¡¡¡ él me quiere tanto !!!, ¡¡¡ qué generoso es!!!”.
Pero, si esa buena fortuna se tuerce, el tipo se arruina , entonces la cosa cambia. Mil defectos hasta entonces en sordina por la comodidad , el placer y la vanidad de tiempos pasados en la abundancia, se hacen ahora insoportables en medio de la pobreza y la escasez.
Entonces viene la decepción, la impaciencia, la ruptura, los malos modos, la crueldad y el despecho. Los malos rollos.... que de eso también había antes.
Se puede pensar que esa señora en realidad sólo amaba el dinero y una posición social ( la verdad es que sí, no es barata la señora). Pero no es tan sencillo. Con toda seguridad esa misma madre no hubiera aceptado los agasajos y la pasta de cualquier hombre, y él tampoco se hubiese casado con una experta en el arte del Kamasutra.
Se puede pensar que esa señora en realidad sólo amaba el dinero y una posición social ( la verdad es que sí, no es barata la señora). Pero no es tan sencillo. Con toda seguridad esa misma madre no hubiera aceptado los agasajos y la pasta de cualquier hombre, y él tampoco se hubiese casado con una experta en el arte del Kamasutra.
Probablemente, durante su vida juntos, hubo momentos maravillosos de auténtica ternura, de intimidades compartidas: admiraron paisajes, contemplaron juntos obras de arte, lloraron las mismas defunciones familiares, y pasearon cogidos de la mano... y nada nos autoriza a decir que todo eso fue mentira, puro engaño.
Lo cierto es que en el principio algo había en ella de Ratita presumida, y algo hubo en él de un espléndido don Gato Y ese tipo de vidas son de una fragilidad extrema.
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