Estuve viendo por primera vez un programa que se dice " First Dates". Va de personas que buscan pareja. Me quedé alucinado.
El programa me hizo dar vueltas a un asunto que cada vez observo más. ¿A qué responde esta proliferación de hombres a media cocer? ¿A motivos socioculturales? ¿Un efecto imitación? ¿A los disruptores endocrinos? ¿A tóxicos químicos con efectos feminizantes?
¿ Cómo es que hay tanto moñas de condición tralarala?
Parece que hay un programado ataque contra la testosterona, esa fuerza incómoda que lleva a los niños a competir, subirse a los árboles, pegarse, herirse y magullarse, desear a las niñas...y, de mayores, les lleva a lanzarse al mar o intentar volar o hacer una revolución.
Cuando voy al gimnasio aparco cerca de un Instituto. Llama la atención las diferencias entre las tribus de "ellos" y "ellas". Ellos son amorfos, insípidos, espermatozoícos, alelados, mustios, como de tipex, deshuesados, churrosos, soda con sifón, ovejunos, lanares, y con miradas como de " ¿ cuál fue la pregunta, profe?".
Ellas son otra cosa. Teniendo la misma edad parecen sus hermanas mayores. Algunas sus madres.
Dioniso de Halicarnaso cuenta en su libro "Antigüedades romanas" como Aristodemo de Cumas y otros tiranos , hace dos mil quinientos años ya, ponían en practica, algo muy común, feminizar a los jóvenes a través de las costumbres.
Un amigo de mis días en Barcelona decía que todo comienza con poner fácil el folleteo . Según su teoría , las ganas de hacerlo insatisfechas crean carácter.
Algo hay de eso. Mi experiencia es que el que algo quiere, algo le cuesta. Y que los obstáculos hacen que uno se curta. Y que ese consejo de los pasteleros a los ayudantes que comienzan " déjalos que coman lo que quieran y revienten" es el principio del fin del deseo. Y así con todo.
Y, claro, si no te va el dulce te pierdes en otros gustos.
Conviví con uno que daba una explicación más sencilla a todo esto. Muchas veces el argumento más simple suele es el más acertado: ninguno de estos tipos formó parte jamás de la Cofradía de la Bendita Santa Ustié a Tiempo, institución milenaria con resultados más que contrastados.
Y no diré yo que no. Puedo citar unas cuántas bien dadas, ya sea en forma de tortazo, de colleja, o de zapatilla, que me pusieron a andar y me quitaron muchas tonterías de la cabeza.
En fin, uno ya ha cruzado el mar de su vida y está llegando a la otra orilla, no tengo hij@s que educar, ni nietos que mirar con ojos perplejos, así que, amig@s, suspendo el juicio y adiós.
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