UN CASO DE CORRUPCIÓN EN DIRECTO.

Una vez presencié en una comida en el Hotel La Gruta , en Oviedo, como se amañaba un concurso. No daré muchos datos. En la comida estábamos el Consejero del Principado de la cosa del concurso, su hermano, que es abogado, mi jefe, el piadoso sin cuello que ha salido aquí muchas veces en forma de persona ser humano ,  un delegado de zona de mi empresa, y yo.

Al final de la comida el consejero dijo:

- Le entregáis a mi hermano la propuesta económica que pensáis presentar al concurso. Yo os volveré a enviar otra  propuesta económica revisada...la diferencia entre la vuestra y la mía es mi comisión. Y, por cierto, esta conversación no la hemos tenido. 

Mi jefe le dio la mano y añadió: me parece bien. Yo a los que me ayudan , también los ayudo.

A la salida, ya solos, le comenté que me parecía alucinante  lo que había presenciado. ¡ Había visto un caso de corrupción en vivo y en directo!  

- A ver, Suso, que sepas que consulté a un sacerdote qué se hacía en estos casos. Me contestó que era muy distinto si el que corrompía era uno u otro. Que lo que no podía hacer era ser yo el que compraba voluntades y corrompía. Pero si era al revés, que el corruptor exige para que uno pueda acceder y ganar, allí no hay culpa alguna, pues si no lo haces tú, lo harán otros.

Mire a nuestro hombre. ¡ Lo decía de verdad! En unos segundos había argumentado como los grandes piadosos que en el mundo han sido: me lo ha dicho un cura. Cura que, por supuesto, recibirá su recompensa en limosnas. 

Sé que me leen algunos sacerdotes. Espero que no sean de esta estirpe de saduceos, fariseos, y mala gente, inmisericordes con una pajilla, y frotándose las manos mientras dan consejos benevolentes al Cerdo Caritativo, al Pío Porcino.

Por cierto, no ganamos el concurso. Pero eso es otra historia.