lunes, 21 de noviembre de 2022

LA POTADA. GENITAL.

Estos tiempos que vivimos pasarán y  dentro de un siglo en una página amarilla y arrugada  de la historia apenas se escribirá nada . 


Por supuesto no se recordará Calvos Sotelos, ni González, ni Rajois, ni Sánchez, Puigdemones, ni toda esta mierda que anda paseando su pavo por las televisiones.


La heroína destinada a hacernos inmortales aún no ha nacido, y no será política. 


Esta es una época menor e insustancial  en la que cualquiera puede saltar por los aires  e irse al otro barrio mientras toma un helado en una terraza en  las Ramblas. O un violador se frota las manos, entusiasmado, al ver que un fallo de un presidente gilipollas y un imbécil sectaria le saca de la cárcel. Mientras, ellos  harán de las lágrimas un anuncio. Los fabricantes de másters y doctorados , como anillos de presumir,  imparten lecciones magistrales en la universidad. Al pie de cada obra de arte hay un mono con revólver. Un pringao de  segurata  cachea al presidente del Tribunal Supremo  en la puerta de los juzgados. 


Dios de noche no sale de casa. Y dicen que se le oye llorar diciendo " me estoy arrepintiendo , ¡me tienen  hasta los santos  cojones! "


No sé qué hecho primordial definirá este tiempo cuando el futuro lo convierta en una sola página de la historia. Ya no hay nazis  que acojonen a nadie, ni comunistas malísimos,  la bomba atómica no cae,  y el meteorito gigante ese del universo tampoco acaba de mostrar sus intenciones. Ahora nada existe si no puede ser filmado. Pedro Sánchez sale en las escaleras de la Moncloa acariciando a su perrito, y dice una cosa mañana, y por la tarde otra, y por la noche se cisca en las dos anteriores, levanta la pierna y se tira un cuesco. Y no pasa nada.


Los asesinos son más bellos cada día. Tele 5 está tomada por abueletes gays.  Ningún horizonte traspasa la valla publicitaria,  y en todos los banquetes el joven más moderno es ese que se halla en estado residual . Los independentistas rezan y van a misa los domingos, pactan con los que se les van a comer vivos. 


La peste genital que amenaza con exterminar a la humanidad  a través de la moda de llevar los pantalones ajustadísimos haciendo horquillas testiculares y  represando el semen e el escroto está engendrando al último feto.


Cuando este tiempo se transforme en la página amarilla de un libro, en ella no habrá nombres de escritores, científicos, políticos o artistas. Sólo los gilipollas de Securitas Direct  habrán logrado salvar su perfil. Algunos historiadores benévolos dirán que nosotros amamos la libertad. Otros dejarán constancia de nuestro afán de dinero.


Imagino qué pasará : dentro de un siglo una muchacha abrirá la historia por la página de nuestra generación , y  mientras lea le vendrán arcadas imposibles de dominar, como eructos sobrevenidos , regüeldos con sabor a col hervida. Potará sobre el libro a la altura de estas fechas , una emesis como un escopetazo grumoso , y cerrará sus páginas dejando ese pringue como la niña que  guarda un pétalo de rosa y éste perfuma esa historia, sólo que  ahora será  como un homenaje de babas  gástricas a esta desesperación que nos envuelve.



1 comentario:

  1. Para nada. Esa muchacha del futuro dirá: ¡entonces si vivían bien!
    (No hay generación que no diga que el mundo va de mal en peor)

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