lunes, 14 de noviembre de 2022

LA SUSTANCIA Y LA GUARNICIÓN.

En el amor  está  la sustancia, que es la carne,   y la guarnición que es lo que le acompaña.  La carne, o sea, tus ojos, tus oídos, tu lengua, tu corazón, en una palabra, todo tu ser.  Parece lo más  importante. 


Incluso  los encajes, el perfume  que  lleva, esa  manera de andar, esa mirada  tan pícara, esa nariz respingona que pone al reírse , o en el caso de él, ese aire de machote  simpático...


Pero en la convivencia  emerge  la guarnición  de  un modo  implacable y, como  en las antiguas misas de difuntos se decía " quidquid latet aparebit" (todo lo que está oculto aparecerá). Entonces  se muestra :  los papeles  desordenados encima  de  la mesa, esa manera de sorber  la sopa, el  modo  de  lavarse  las manos o espachurrar el dentrífico, la insufrible liturgia con la  que ella despliega  todos sus artilugios sobre la mesita de  noche, la forma en que  deja su ropa  el muy Adán  al  ir a  dormir...¡y si sólo  fuera eso!  


Y al final resulta  que no es  la substancia...¡es la guarnición  lo que  merece  la pena!


Cupido no puede mantener mucho tiempo sus exageraciones.




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