SOMOS PEQUEÑOS, NO PASA NADA.

En Valladolid conocí un director de una  residencia de mayores que sufría, y sufría de verdad, cuando fallecía  algún residente. Un día me comentó que pensaba dejar el oficio. 

- No puedo. Me paso los días atendiendo personas , cogiéndoles cariño, y un día se mueren. ¡ Y vivo y trabajo entre gente que se muere! 

Recuerdo que le dije " todos vivimos con gente que se muere". 

Y añadió..."probablemente, es es el problema".

También en Valladolid  sufrí, porque a éste lo  sufrí, un médico que llevaba una estampa de  san Josemaría en el bolsillo superior de la bata.  Simultáneamente , recetaba. Y, además , nunca paliativos del dolor que, según él, acortaban la vida. Llevaba fama de mantener a  sus pacientes bastante jodidos más tiempo de lo normal. 

Un día le comenté que si no veía contradictorio llevar una estampa de san Josemaría - que la entregaba sin cortarse un pelo- y  ser médico. 

-  Es como si fueses a la vez una alguien entre  médico y  brujo, un tío que  después de recetar le da al enfermo  una especie de amuleto. Tú das una estampa, otros una pata de conejo.

- Sólo soy un médico. La gente se muere, y no puedo hacer nada por evitarlo.

Habréis comprobado que hace tiempo que ya no escribo entradas sobre el papa Francisco.  Es un propósito que me hice a mi mismo. Además, estaba harto de confesarme de poner a parir al santo padre " en  un blog  que administro". La verdad es que el cura nunca me amonestó por ello. Pero creo que no vale la pena enfadarme con  este hombre.

Sólo es un papa. Lo mismo que yo sólo soy un jubilado.  Y lo mismo que Amancio Ortega sólo es un empresario.  Y Feijoo un político. Y Sánchez, otro.

No hay más. Estamos de paso. Somos pequeños. No pasa nada, pase lo que pase. Nada está perdido si tienes el valor de proclamar que todo está perdido, que estás jodido y hay que empezar de nuevo. Y que un día, mientras intentas, otra vez, volver a comenzar, palmas.

La mejor forma de suspender en esta vida es esperar  la aprobación continua de los demás.