viernes, 14 de julio de 2023

UN LOCO FRANCÉS.

En Guatemala uno de los locos que conocí , loco buena gente, fue el párroco de Tamahú. Se llamaba padre Philippe. Era un un francés converso, un tipo muy suyo, y que, como todos los conversos, se tomaba la Fe muy en serio.  


Me contó su conversión un día que fuimos a una aldea en su Jeep. Su hermano, eran de familia comunista, no creyentes, ni bautizados, trabajó en una librería en París. Un día le regaló un libro " toma, este libro debe de ser muy bueno, pues el el que más se vende en la librería"  . Eran los Evangelios. 


- Una  noche, en Polonia, estaba leyendo por quinta vez el Evangelio, y en el versículo de la carta de san Pablo a los Romanos ( me citó el versículo)  escuché una voz " sígueme. Vuelve a París". Yo estaba con una chica - entonces cambiaba de pareja en cada viaje- y le pregunté si me había dicho algo.


- Yo no he hablado.


Dejé a la chica y regresé a París.


Allí hablé con un sacerdote y me dirigió a un grupo religioso que inician en la fe durante un año a vocaciones conversas. Un año después me fui como misionero lego de los padres misioneros de la Caridad. Estuve con ellos atendiendo una labor en un estercolero en Guatemala. Buscando, ingresé como novicio en el cister , clausura. Pero no era lo mío.


Me ordené aquí, y me destinaron en Tamahú".


Era un hombre duro, muy entregado. Vivía una dedicación sacerdotal y misionera sin fisuras . Cuando íbamos a las aldeas lo primero que hacía era atender a los enfermos, y confesar. Las colas de penitentes , sólo mujeres, eran enormes - venían de todos los valles. Un día le pregunté si conocía la lengua de los indígenas , era el Quetchí. Porque el hombre escuchaba, chapurreaba algo, y les daba la absolución.


- Bueno. Estoy aprendiendo. Pero la gracia suple. 


Era asombroso ver como tomaba clases de Quetchí con una indita que hablaba las dos lenguas.


Cada lunes cerraba la parroquia y desaparecía a realizar un día de retiro. Era un asceta. 


No nos llevábamos bien, ni mal. El tío no se andaba con mandangas.  Yo intentaba congraciarme con él , de modo que le invitaba a ver partidos de fútbol  de las ligas europeas que televisaban en Guate TV, o le proponía ir a Cobán a dar un paseo...


Pero nada. 


Un día me dijo:


- Tú y yo nunca seremos amigos. Como muchos tú y yo seremos "correligionarios". Compartiremos la religión, nada más.



3 comentarios:

  1. Muy francés el francés.

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  2. En Francia van a lo suyo. Y aquí queremos ir a lo nuestro y a lo de los demás, así nos va, o sea, ni fu ni fa.

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