Hoy cumplo 66 años.
Hay una canción que llevo muy dentro desde que era un chaval. No sabía lo que decía, pero esa música, y esa voz, me conmovían. Fue en 1974.
No sé a vosotros, pero a mi las canciones que no entiendo su idioma, pero que se posan en el alma como una gasa de niebla, me llevan a otras letras, a otras historias que imaginaba dejándome arrastrar por la melodía. No me importaba lo que decía el cantante.
Después , mucho después, supe de qué trataba.
La canción es Time in a bottle, de Jim Croce. Ese hombre tenía una voz que me alcanza muy dentro.
Habla de esos tiempos maravillosos que todos hemos tenido. Esos que van de la mano del amor, de emociones profundas que nos han transportado a la alegría , a la oración, al éxtasis.
Y dice que si pudiera guardar tiempo en una botella lo primero que le gustaría hacer sería guardar todos los días hasta que llegue la eternidad.
Y añade , " solo para pasarlos contigo".
Me emocionan esos amores. Y me emocionan porque estoy en sintonía y entiendo perfectamente de qué me está hablando.
Porque uno también se ha sentido atrapado por esa fuerza de gravedad de un corazón - también de un Dios- y se ha abrazado muy fuerte y ha pensado " ¡si pudiera hacer que los días duraran para siempre!
Y he querido que las palabras pudieran hacer los deseos realidad para ahorrarme todos los días como un tesoro.
La vida. ¡ Joder, estos días de navidad que duelen tanto las ausencias y que lamentas que nunca hubiera suficiente tiempo para hacer las cosas que quisiste hacer!
Tiene que haber algo más. No puede ser que esto sea sólo un rato, como polillas alrededor de una fuego que dura nada.
Una vez que has encontrado esas personas que son con quieres pasar el tiempo, toda la eternidad.
Pero nunca parece haber suficiente tiempo para hacer las cosas que quieres hacer. Voy a cumplir 66 años. Estoy en ese punto que sólo puedo dar gracias y pedirle a Dios, ¡ por favor!, ¡ por favor! que he vivido lo suficiente para saber que sois con quien quiero pasar el tiempo.
Felicidades, Suso!
ResponderEliminarMuchas felicidades y Feliz Navidad Suso!
ResponderEliminarMuchas felicidades
ResponderEliminarConozco la canción y me emociona que la recuerdes: me inspira el mismo sentimiento. Un abrazo, que cumplas muchos más y que yo lo vea.
ResponderEliminarTiene usted muy buen gusto. Gracias.
EliminarFelicidades Sr. Mendive y gracias por este blog.
ResponderEliminarFelicidades desde Santiago, Suso. Y muchas gracias!
ResponderEliminarDuele el tiempo, implacable; la dolorosa memoria, el breve futuro. El amor que se fue, el que no volverá. La vida pasada, de la que no queda nada. Fuerte abrazo.
ResponderEliminarDuele el tiempo, implacable; la dolorosa memoria, el breve futuro. El amor que se fue, el que no volverá. La vida pasada, de la que no queda nada. Fuerte abrazo.
ResponderEliminarEn el Betis aprendí a no sentir nada, era la única manera. Lo cual es un poco curioso porque soy, como Julio, "un sentimental". Así que las neuras salían por donde salían.
ResponderEliminarLuego me he dado cuenta que no hace falta estar en el Betis para crearte esta coraza, hay mucha gente que ha aprendido a "no sentir".
San Josemaría nos hablaba de los relojes de sol. Los romanos (los clásicos, los de Asterix) solían escribir una frase: "oras non numero nisi serenas". Vaya, que cuando estaba nublado no mostraban las horas y eso se tiene que trasladar a nuestra vida.
Feliz Navidad a todos, feliz día de su santo a los Jesuses y feliz cumpleaños, Suso.
Felicidades Suso. He conocido algunos en el Betis como tú, con ese empuje, y sin doblez. Me gustaría haberte conocido personalmente, pero no es el caso.
ResponderEliminarMe han ayudado tu entrada de ayer y la de hoy. A pesar de los años estoy confuso con eso del dolor, que cuando crees que lo has superado, resurge con más fuerza.
También es verdad que muchas veces, cuando miramos el pasado a la luz del dolor presente, nos parece que ese pasado fue más dulce, pero en realidad también tuvo sus dolores, solo que tendemos a olvidarlos. El cerebro está "programado" para eso. El dulce pasado solo es un anhelo que está en nuestra mente. Si no, que se lo pregunten a un niño.
Gracias por El Barullo, punto de encuentros y desencuentros. La vida misma.
Gracias a ti. Estamos en buenas manos. Siempre.
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