viernes, 14 de junio de 2024

EL PARTO VEDADO

Ayer me enviaron un vídeo de un parto velado.


Un parto velado es aquel en el cual el bebé nace con la bolsa amniótica íntegra, sin que llegue a romperse, protegido por lo tanto por las membranas y por el líquido amniótico. También se llama parto enmantillado, con toquilla, o con el manto de la virgen. La escena era conmovedora. 


Impresionante. Maravillosa.


Yo no tengo hijos, a pesar de que hay quien afirma lo contrario. Y no disfruto viendo bebés recién nacidos. No entiendo que le saquen parecidos a fetos que , la verdad, me parecen , eso , fetos.


Pero ayer rompí a llorar. Y fue porque estoy en una edad muy  mala. En ese  parto vi a mi madre conmigo. Y  pensaba en la alegría de aquel día. Porque mi madre había perdido un año antes un hijo - mi hermano Juan Carlos nació un 28 de diciembre del 56, y falleció días después por problemas en el corazón. Y yo nací el 25 de diciembre, un año después. 


El miedo y la  angustia que debió pasar la pobre mujer pensando que yo naciese con el mismo problema que mi hermano. Y la alegría. Lloraba también pensando en lo que leí hace unos meses. Cualquier bebé antes de nacer  , si le preguntasen si quiere salir allá fuera y nacer , diría que no, que allí dentro se está muy bien, tan seguro y calentito, tan agustito. 


Comparaba el autor ese nacimiento con el "morimiento" final. Es lo mismo: nacemos con la incertidumbre de dónde vamos, qué nos espera, qué encontraremos allá, y la sorpresa es mayúscula: allá afuera  está la vida que, con todas sus inquietudes y desasosiegos, es fantástica. Como dice un amigo " el mundo me parece una mierda, pero la vida es maravillosa". 


Nacemos para morir, que es otro nacimiento. En aquel libro se insistía  en la idea de que en el "morimiento" también existe la misma incertidumbre, sin embargo, la vida sigue, en otro estadio. Y , como de bebés, si nos preguntasen si queremos morir , diríamos que no: ¡ se está tan bien aquí! O no...¡pero qué miedo!


Lloré porque me veía en ese niño. él estaba naciendo, y yo me estoy muriendo. La fibrosis pulmonar viene conmigo y no hace más que recordarme mi condición mortal.  Es frecuente que me encuentre fatigado  subiendo una cuesta, unas escaleras o, simplemente, remontando una calle. Estos días, que hemos viajado bastante, había paseos que había que  ascender a una pequeña loma y, aunque me empeño en seguir y no parar a respirar y tomar aire, voy jodido. No me preocupa. Sé que es así. 


Y, sobre todo de noche, pienso bastante en el "morimiento". Tranquilos todos, no es una obsesión, ni me preocupa. Pero al ver a ese bebé me llegó muy dentro esa parte de mi que , como si fuese mi propio cordón umbilical, aún está conectada al final de mi final.


Hay una canción que cada vez que la escucho me trae recuerdos maravillosos de otros amores, de otras personas, y pienso " ahora me toca a mi".


Sé que aún me queda una oportunidad.

Sé que aún no es tarde para recapacitar

Sé que nuestro amor es verdadero

Con los años que me quedan por vivir

Demostraré cuánto te quiero

Con los años que me quedan

Yo viviré por darte amor

Borrando cada dolor

Con besos llenos de pasión

Como te amé por vez primera

Con los años que me quedan

Te haré olvidar cualquier error

No quise herirte, mi amor

Sabes que eres mi adoración

Y lo serás mi vida entera

No puedo imaginar vivir sin ti

No quiero recordar cómo te perdí

Quizás fue inmadurez de mi parte

No te supe querer

Te aseguro que los años que me quedan

Los voy a dedicar a ti, (para ti)

Hacerte tan feliz

Que te enamores más de mí

Yo te amaré hasta que muera

Como comprobar que no soy quien fui

El tiempo te dirá, si tienes fe en mí

Que como yo te amé, más nadie

Te podrá amar jamás

Dime que no es el final

Sé que aún me queda una oportunidad

Sé que aún no es tarde para recapacitar

Sé que nuestro amor es verdadero

Y con los años que me quedan por vivir

Demostraré cuánto te quiero



4 comentarios:

  1. El estado de buena esperanza es la forma más radical de la espera y la forma más radical de hospitalidad.
    Cuántas cosas pasarán por la cabeza de la madre.
    Conozco a una señora que tiene unos quince hijos (más o menos) y siempre le quise preguntar si cada embarazo había sido único -como dice Levinás: "cada hijo es un hijo único"-, o si iban en serie como en una cadena de montaje de la SEAT. Que nadie se sienta ofendido por la última frase, son cosas que se me ocurren en la imaginación.

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    Respuestas
    1. Pienso que no se nace del todo hasta que se muere.

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    2. Yo también lo pienso así.
      El final es ver el rostro de Dios. Cuántas veces hemos repetido la jaculatoria "vultum tuum Domine requiram". Y la seguimos repitiendo.

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    3. Creo que la persona es, fundamentalmente, eso: naturaleza. Es caer en la trampa pensar que somos hijos de la historia. Me ha gustado la entrada. Hay que vivir en un estado de confianza.

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